"¿Será cuarcita o será mármol?". Se preguntan algunos vecinos de Santa María de la Vega, inclinándose más bien por la existencia del mineral en forma de grandes bloques de piedra existentes en su termino de la Sierra de Carpurias. Son los expertos quienes tienen que dilucidarlo, si es el blanco mineral del mármol o es la roca sedimentaria compuesta de piedra arenisca, del cuarzo. La sierra formada hace millones de años, en la era del Paleozoico, posee en una de sus cumbres abundantes bloques pétreos de color blanco que algunos privilegiados lugareños que han osado llegar hasta el lugar no dudan en señalar como ejemplares de la roca metamórfica dura.

Todo apunta a que sea cuarcita, pero, "y ¿si es mármol?", dice el amante de la naturaleza, Placentino Vara Salsón, quien conoce desde niño las cotas más elevadas de la Sierra de Carpurias como los surcos de sus manos enriquecidos con los años y su experiencia a temprana edad como cabrero, como cuidador de ganado. Ahora que está jubilado puede permitirse recorrer las zonas de las cumbres que han llegado a forjar parte de su experiencia vital y que les resultan un tanto desconocidas con el tiempo.

Las rocas del cerro de "Valcaliente" dejan tras de si, con los rayos de sol, una proyección lumínica en esta parte de Carpurias con bellas vistas a un idílico paisaje de dificil acceso. Para llegar a Valcaliente, cuya denominación se debe al calor que domina este paraje en pleno corazón de la Sierra de Carpurias, se deben sortear no pocos obstáculos a través de sendas, muchas de ellas originadas por las escorrentías del agua desde la cumbre y que dejan salir a la luz pesadas piedras de hierro. A las espaldas de Valcaliente se divisa una torreta de comunicaciones instalada por el Ejército hace medio siglo y que pasó a formar parte de uno de los puntos sensibles en previsión de atentados en plena vorágine de la banda etarra. La torreta a las espaldas de Valcaliente y a su frontal se divisan las estribaciones que sobrepasan la Sierra con los cerros de Brime de Urz, de Quintanilla de Urz y de Quiruelas de Vidriales. Para acceder a Valcaliente nada mejor que una antigua senda serpenteante utilizada hasta hace cuatro décadas por los burros y animales de carga para transportar tanto la bebida como viandas para los segadores del cereal, del centeno, en las laderas del valle. Asnos que llevaban en sus alforjas las barrilas con el agua y las garrafas de vino, hogazas de pan y los garbanzos recién sacados del pote. Esto hasta la época de la emigración en los años sesenta del siglo pasado, porque desde entonces, la zona se ha convertido en una vasta ladera dominada por encinares y jarales. No toda la zona, ya que desde la mitad de la ladera hasta el cerro, donde abundan los bloques de piedras blancas, en el terreno no se atreven a reinar las encinas ni las jaras, incluso hasta el tomillo es más débil. Se trata de un hábitat dominado por el brezo, las carqueisas, algún que otro jaboneto o un generoso piorno luciendo en esta época su amarillenta floración. En el bajo de Valcaliente se cultivaba incluso el viñedo y en la parte norteña el cereal, el centeno, hasta donde se llegaba sorteando las sendas. El sendero de Valcaliente, tras haber sobrepasado el camino de Valdesierpe, a las puertas de la Sierra, y sobrepasando las zonas de "la raposera pequeña" y de "la raposera grande" con generosa población de encinas y jaras en flor. Una vez pasado otro de los pequeños valles, el de Valsapero, se divisa el bucólico paraje de Valcaliente dominado por las peñas blancas de las que se ansía su pertenencia como deseado mármol. Testigos mudos y como cerro cobijante situado en la parte Este se halla la Sierra Grande, la cota más elevada del término de Santa María de la Vega y que viene a coronar la Sierra, y en su falda la mítica "peña el horno".