La Opinión de Zamora

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Al grano

¡El agua es nuestra, leches!

El Gobierno aprobará por decreto el Plan Hidrológico que Castilla y León ha rechazado

Vista de los Arribes del Duero.

El agua es de dominio público y es el Estado quien la gestiona en beneficio de todos. Hasta aquí de acuerdo, ¿no? Ocurre lo mismo con el sol, aunque haya quien lo ha registrado a su nombre, que hay gente “pa to”, como diría Rafael el Gallo. Lo que ocurre es que estos bienes públicos benefician –y perjudican- a unos más que a otros. Por ejemplo, las ciudades asentadas junto al mar tienen un turismo añadido de sol y playa. Aquí, en una comunidad autónoma mesetaria, de escasa pluviometría, pero a la vez con abundancia de agua fluvial porque es el Duero y sus afluentes quienes vertebran el territorio castellano-leonés, el agua favorece..., tachín, tachín, a las compañías hidroeléctricas –con capital la mayoría foráneo- que la explotan.

El Consejo del Agua, órgano colegiado de representación pública y privada, acaba de rechazar por 42 votos frente a 34, el proyecto del Plan Hidrológico para la Cuenca del Duero, entre otras cosas porque el texto no recoge las necesidades del campo, no incluye regadíos nuevos y sí un montón de restricciones. Hasta la propia Junta se ha rebelado en esta ocasión, mientras la CHD, que representa los intereses del Gobierno Central, se ha echado las manos a la cabeza argumentando que cómo se puede rechazar una inversión de 2.200 millones.

Si al Gobierno le importara Castilla y León, reformaría el proyecto

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Ahora la propuesta irá, qué miedo, al Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco), y después será el Gobierno quien la aprobará por decreto y santas pascuas. Lo hará en beneficio de todos los españoles, menos de los castellano-leoneses, claro. Es el sino de esta comunidad autónoma, que está pagando desde hace siglos sus pomposos aires imperialistas de otros tiempos.

Si al Gobierno le importara Castilla y León, reformaría el proyecto. Lo haría, desde luego, si tuviera en cuenta el futuro del sector agropecuario y de la industria ligado a él. Donde hay agua hay vida, dicen, pero aquí para lo que sirve es para engordar los bolsillos de las compañías hidroeléctricas y de los gobiernos donde tienen su sede. Contento está, claro, el ejecutivo vasco que se lleva parte del IVA que pagamos aquí, donde están los embalses.

Pero verán como no. No le interesamos a nadie.

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¿Dónde quedó el plan de regadíos de la margen izquierda del Tera? ¿Dónde el de Tierra de Campos? ¡Pero si hasta es un milagro lograr licencia de la CHD para excavar un pozo y cuando lo logras el agua subterránea utilizada se cuenta por mililitros!

Si al Gobierno de Sánchez y Teresa Ribera le importara luchar contra la despoblación, modificaría el Plan Hidrológico del Duero. Pero verán como no. No le interesamos a nadie.

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