De la calle Traginers número 7 de València, donde se encuentra el periódico Levante El Mercantil Valenciano, a la calle Rúa los Francos número 20 de Zamora, donde está la sede de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, hay 610 kilómetros. Más de seis horas de coche, en línea casi recta, sin salirse de la A-3. Cuando mis abuelos hicieron ese viaje, a principios de los sesenta, duraba casi un día y en la furgoneta destartalada viajaban la familia, todas las pertenencias e incluso algunos muebles.

Esos 610 kilómetros unen más que separan. España es un país cosido por los nietos de los desarraigados. Tenemos una historia común, como la tienen el diario decano de Zamora y El Mercantil Valenciano. Si el castellano celebra sus 125 años, en la costa mediterránea celebramos 150. Ambas cabeceras nacieron a la sombra de las mismas inquietudes. Las de aquellos hombres buenos (aún las mujeres estábamos vetadas) que cuando se acercaba el siglo XX vieron en la prensa libre un elemento de participación política y una forma de contribuir al desarrollo de las sociedades de las que informaban. Periódicos centenarios que llevan en su ADN fundacional la vocación periodística de aquellos editores ávidos de llegar a las masas y las clases trabajadoras. El periodismo que quiere, y descubre que también debe, contribuir a formar a la opinión pública.

Formar a la opinión pública. Una responsabilidad que hoy adquiere más importancia que nunca. Ahora que el medio parece haberle ganado la partida al mensaje, cabeceras como La Opinión de Zamora adquieren un papel fundamental. El de verificadores de la realidad. Si algo pasa en Zamora y no lo cuenta LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, le han engañado y eso que le han contado nunca sucedió. Ahora que cualquiera puede difundir un bulo por wasap, en una época de robots capaces de generar automáticamente textos con informaciones falsas que parecen noticias; cabeceras de referencia, con periodistas que dan la cara a través de su firma diaria de las informaciones, son la única muralla contra la ola de mentiras que nos azota cada día. Poder confiar en una empresa editora y en un grupo editorial, Prensa Ibérica, con 25 cabeceras en toda España, es la mejor arma contra aquellos que quieren engañar a los ciudadanos para generarles miedos e incertidumbres con los que lograr el poder. 

Escribió una vez el maestro de periodistas valencianos, Jesús Civera, que un periódico es como el espejo en el camino de Stendhal: divulga opinión a la vez que la absorbe. Apuntaba que un diario puede ir un paso por detrás de la sociedad, y testimoniar un fracaso, o un paso por delante, y anticiparse a la mutación. Y que consumar ese último acto significa la gloria. Toda la gloria para LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA y por otros 125 años de historia en común.