Cuando alguien se pone a escudriñar qué nos depara el futuro de cualquier manifestación humana, lo normal es que se equivoque. La bola de cristal no siempre sirve para escudriñar el alma humana y su principal manifestación al exterior, el arte.

Pero sí es cierto que las manifestaciones artísticas están cambiando a pasos agigantados. La expansión universal creciente de la tecnología ha modificado las costumbres y la visión de la vida en todo el planeta. El arte, las artes en su conjunto, han experimentado ese fenómeno desde los inicios del siglo XX de un modo difícil de digerir hace solamente unos pocos años. 

Quizás el rasgo más importante es la desaparición casi sistemática en la que los estudiosos suelen dividir las manifestaciones artísticas. Esa línea, que separaba la pintura de la escultura y esta con la arquitectura, es cada vez más difusa, más irrelevante. La tecnología ha matado el arte tradicional y a los hombres del siglo XXI cada vez le va a ser más difícil contemplar el arte en el silencio de sus antepasados.

Si embargo, en esta ciudad se sigue considerando necesarias las manifestaciones artísticas que sirve para satisfacer el ego personal de muchos ciudadanos. Hay ahora mismo varios jóvenes que encaminan sus pasos al trabajo más tradicional. Casi como la última bocanada que el viejo arte da en esta sociedad. 

Del caos surgen las grandes creaciones y veo un futuro grandioso para cualquier persona que quiera dedicarse a la producción artística. Tan fructífero como lo fueron los últimos años del pasado siglo XIX y que significó el nacimiento de las vanguardias

El trabajo del jovencísimo David Alonso Cuesta (Coreses, 2003) se encamina hacia la escultura religiosa y la imaginería tradicional como un ímpetu que no he contemplado en todos mis años de enseñanza.

Ante esto, ya se configura un nuevo arte, un nuevo futuro, donde varios jóvenes de Zamora están trabajando ya el arte del futuro, el arte que vendrá. Tenemos que estar preparados para contemplar un nuevo tipo de expresiones artísticas: el Graffiti; el Airbrushing; el Pixel Art; el Arte tipográfico; el Net Art; la escultura digital; el arte vectorial; la fotografía digital; la interactividad... 

Jana Valeria Alonso Rodríguez, en pleno proceso de creación Emilio Fraile

Ante este panorama, que nos puede parecer caótico, deben de trabajar las nuevas generaciones de creadores. No debemos olvidar que del caos surgen las grandes creaciones y yo personalmente veo un futuro grandioso y un maravilloso ideal para cualquier persona que quiera dedicarse a la producción artística. Tan fructífero como lo fueron los últimos años del pasado siglo XIX y que significó el nacimiento de las vanguardias.

Hace casi treinta años, alguien escribió sobre los nuevos creadores que surgían en la ciudad… E inevitablemente se equivocó. Quizás ahora pase lo mismo, pero desde mi perspectiva de profesor y en contacto con los jóvenes creadores, yo apostaría por la obra surgida de la cabeza de Clara Martín Rodríguez (Zamora, 1996). Un vendaval creativo en sus años en la escuela. Con una licenciatura en Bellas Artes jalonada por numerosos premios y becas en investigación plástica.

Cristina Castaño Herrero (2001), con fuerte vinculaciones familiares en Villaralbo, es una pintora que lucha en una incesante búsqueda en unir lo abstracto con el realismo, mientras sueña en exponer en Nueva York. 

El proceso investigador de Juan Gitrama Segovia (Toro,1999), Mención especial de pintura en la facultad de Bellas Artes de Salamanca, es el de un pintor que, sin abandonar las técnicas pictóricas tradicionales, explora nuevos horizontes uniendo                       la tradición a las nuevas tecnologías digitales. 

Manuel Vergel Sánchez (Toro, 1997), licenciado en Bellas Artes y con un Master en producción artística, pertenece al colectivo “Lasocho” donde ha realizado variaos performance. Su obra le lleva a investigar la técnica de la pintura.

Leticia Miano Tejedor con una de sus obras Emilio Fraile

Habría que tener en cuenta, las ideas siempre caóticas y siempre geniales de Leticia Miano Tejedor (Torregamones 2000) y que actualmente cursa un módulo de Técnicas Escultóricas en la Escuela de Arte de Zamora. Leticia tiene la cualidad principal que desarrolla la creación, su vinculación total al proceso creador. No toma el arte como una profesión sino como un sacerdocio al que dedica todo su tiempo y es su prioridad absoluta cada día.

Me dice que trabaja para sobrepasar la generalidad existente y que se reconozca su obra como firma personal. Su caos personal, su trabajo constante y su búsqueda decidida de encontrar lo que no ha existido le abren las puertas a un futuro prometedor.

Raquel Martín Hernández (Zamora 1996), artista multidisciplinar en constante proceso de desarrollo y aprendizaje. Domina las herramientas digitales. Comenzó su carrera con la idea de dedicarse al Compet art y poder desarrollar una obra pictórica paralela. Se encuentra experimentando y tratando de aplicar todo lo que ha ido aprendiendo y desarrollando en un nuevo concepto artístico que estructure su nueva obra  

Pero quizás, lo más nuevo que está surgiendo sea la obra de Jana Valeria Alonso Rodríguez (Zamora, 2004). Una mujer que, sin renunciar a nada del arte tradicional, sabe unir desde su recién acabado Bachillerato la música, el dibujo, el origami, la literatura. 

Becaria de la Fundación Amancio Ortega y finalista de las Becas Europa 2022, últimamente ésta seducida por las nuevas técnicas en el mundo del diseño y la impresión 3D. Quiere estudiar Diseño y tecnologías creativas en la universidad Politécnica de Valencia y unir en su trabajo la parte tecnológica y funcional del arte.

David Alonso Cuesta maneja con destreza las herramientas de esculpir en madera. Emilio Fraile

Quizás su principal valor es cómo ve el panorama artístico actual, donde su arte va más mucho más allá de dibujar, esculpir o diseñar. Es una forma de ver el mundo de una manera distinta que ella quiera extender a todos los ámbitos de la vida. 

Es muy probable que a esta pequeña reseña le falten muchos nombres que surgirán en estos próximos años. Porque lo que es seguro es que estamos ante uno de los panoramas artísticos más prometedores que ha tenido la ciudad. Gente muy joven comprometida con el nuevo arte.

Sigue siendo válido el viejo adagio que el arte se desarrolla más en las ciudades carentes de industria. Siempre ha sido así, la ciudad de Zamora puede presumir de varias generaciones de creadores.

La próxima ya está aquí.