Hace ahora un año participé en el Museo Etnográfico de Zamora en una tertulia pública a propósito de la exposición que tenía lugar en él, Alma tierra, del fotógrafo José Manuel Navia, una exposición sobre la despoblación de la España interior que había itinerado ya por otras ciudades antes de desembarcar en Zamora. En la mesa, además del fotógrafo, estaba también el cura zamorano Teo Nieto, toda una institución en su provincia y más concretamente en el Aliste, donde ejerce su ministerio, por su compromiso moral y personal con una tierra cuya alma está a flor de piel de tan abandonada y decadente.

Solo los zamoranos sacarán a Zamora de su declive y solo lo harán si unen sus fuerzas como en los antiguos pueblos, donde regía la colectividad

En la mesa se habló de ello y del presente y el futuro de Zamora y, como es natural, se dieron datos y cifras contra los que el optimismo poco podía oponer por más que los presentes fueran zamoranos todos orgullosos de su tierra y luchen porque esta no desfallezca del todo contra lo que las estadísticas muestran. No las recordaré yo aquí, puesto que están en la mente de todos los zamoranos, tanto los que viven fuera como los que permanecen en la provincia, pero sí abundaré en algo de lo que allí se dijo, en concreto por parte del cura Teo Nieto: que Zamora es junto con Soria y Teruel el paradigma de la despoblación en España y que, si la situación no cambia, la provincia quedará vacía. Y añadió, él que lo vive todos los días: “El problema es el neoliberalismo, que sitúa la rentabilidad económica por encima de las personas, y el mundo rural no es rentable. Esto además lleva al individualismo, que destruye los valores comunitarios de los pueblos, su única esperanza de supervivencia”.

Julio Llamazares (derecha) junto a José Manuel Navia y Teo Nieto (izquierda).

El diagnóstico del cura Teo Nieto no puede ser más acertado. Él, que lo vive día a día, sabe por propia experiencia lo que eso significa: despoblación, abandono, falta de ilusión, renuncia a la esperanza y todos esos factores que uno ve viajando por el Aliste o por cualquier comarca de la provincia de Zamora, incluida la propia capital. Como si la resignación se hubiera instalado en ellas, los zamoranos, como tantos otros españoles de la llamada España vacía (uno prefiere decir desdeñada), asisten con impotencia a los acontecimientos que acercan cada día más su provincia al electroencefalograma plano, sin fuerzas ya muchos de ellos para rebelarse contra los responsables de ello. Que los hay, comenzando por los políticos de su tierra, muchos de los cuales han hecho carrera a su costa, y siguiendo por los de fuera, para los que la provincia de Zamora es un agujero negro en el mapa dentro de otro agujero negro mayor que es el Oeste español, ese territorio perdido que va de León a Huelva y que a nadie parece interesar fuera de él. El diagnóstico del cura Teo Nieto se completaba con una advertencia: solo los zamoranos sacarán a Zamora de su declive y solo lo harán si unen sus fuerzas como en los antiguos pueblos, donde regía la colectividad. Esto es, ese alma de la tierra al que hay que volver para coger energía y seguir luchando por su supervivencia.

La Opinión-El Correo de Zamora tiene también una responsabilidad con la provincia, que pueden hallar en él un mástil al que agarrarse para revertir la situación

La Opinión-El Correo de Zamora, el periódico de la provincia fruto de la unión de dos cabeceras, cumple este año 125, lo que hace de él un ejemplo de resistencia para todos los zamoranos, sean lectores o no de sus páginas. La Opinión-El Correo de Zamora precisamente por eso tiene también una responsabilidad con ellos y con la provincia de la que se ocupa, que pueden hallar en él además de un ejemplo a seguir un mástil al que agarrarse para revertir una situación que, si bien es grave, no es definitiva y de la que Zamora puede salir con la unión de todos, como dice Teo Nieto, y dejando atrás un pesimismo que en nada ayuda de cara al futuro. Se lo dice un paisano, por leonés, que sabe de lo que habla por la correspondencia de los problemas de la provincia de Zamora con la de la región entera. 

Campaneros zamoranos hacen repicar la campana como protesta contra la despoblación Nico Rodríguez