«Dos minutos de pánico interminables, casi infinitos». Así reviven los zamoranos Desiderio Blanco y Santiago Villarino el terremoto que la pasada madrugada (hora española) azotó Perú dejando tras de sí más de 330 muertos y miles de heridos. El peor desastre natural en el país sudamericano de los últimos años sobresaltó al recién ordenado sacerdote Santiago Villarino en el aeropuerto. El zamorano acudió a la base aérea para despedir a un amigo que regresaba a la capital y «allí no cesaron de caer cosas al suelo sin parar, fue tremendo», rememora. Pasados los minutos más fuertes del seísmo, el párroco de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús regresó a su vivienda en el puerto del Callao, una de las zonas evacuadas por una inminente alerta de Tsunami tras el terremoto. La zona es «una punta de tierra de 600 metros que entra en el mar, de modo que la situación de peligro era mayor en estas circunstancias». Aunque media hora después de establecer la alerta la Policía de la zona permitió regresar al puerto, «la gente tenía miedo y optó por pasar la noche fuera», explica. Mientras el sacerdote narra la vivencia, experimenta cómo los cortes de luz y las pequeñas réplicas «se suceden cada cinco minutos o diez minutos sin parar, de manera continua».

A 300 kilómetros al sur de Ica, epicentro del terremoto, vive desde hace 51 años el zamorano Desiderio Blanco. Se encontraba en el sexto piso de su bloque de viviendas cuando «a las 18.41 de nuestro horario la tierra empezó a latir zarandeando como un ciprés mi biblioteca y algunos muebles de la casa». Aunque en los años setenta Blanco ya había vivido otro de los terremotos más graves del territorio peruano, el ex profesor reconoce que «ha sido el más fuerte que yo he experimentado nunca», explica.

Los edificios de oficinas en Lima se estremecieron «al menos durante dos minutos y muchos trabajadores asustados salieron corriendo hacia las calles durante el terremoto». El Gobierno declaró alerta roja en todos los hospitales del país y el estado de emergencia en Ica. Además, el presidente «ha dispuesto la suspensión de clases como medida de precaución ante el mal estado de algunas escuelas», reproduce el zamorano natural de Santa María de la Vega. De esta localidad proceden todos los antepasados de Blanco, muchos de ellos vivos. La congestión telefónica le impidió dar señales de vida a sus familiares «ni por línea ni por celular».

De esta dificultad para contactar con los seres queridos en Perú bien saben los inmigrantes de esta procedencia que residen en Zamora. Es el caso de Ana Cavero, una joven que regresó de sus vacaciones en Perú hace unos días sin pensar que días después su país natal convulsionaría. Un correo electrónico de un sobrino suyo que vive en Venezuela le puso al tanto de la noticia una hora después de que aconteciera. Contactar con su familia residente en Lima de inmediato fue «del todo imposible», lo que aceleró en Cavero la incertidumbre ante la falta

de noticias de sus padres y hermanas. Hasta las 4.30 horas de la madrugada (hora española) la

joven no consiguió escuchar la voz de su madre: «todo está bien, hija, todos nosotros y nuestra

casa, ya puedes estar tranquila». A pesar de todo, Cavero da «gracias a Dios» ya que Lima apenas sufrió las consecuencias del seísmo.

Apenas hace unos días que esta peruana regresó de Perú para pasar sus vacaciones y al ver en el televisor las imágenes del país devastado no puede evitar sobrecogerse. Reflexiona en torno a que «de manera inevitable siempre son los más pobres los más perjudicados al tener viviendas muy débiles hechas de adobe y caña». Por fortuna, y después de varios meses viviendo en Zamora, «nunca he experimentado un terremoto allí ya que siempre ha coincidido que no estaba en el país».

Las dificultades en las comunicaciones provocadas por un colapso del servicio ha originado que el Gobierno de Perú haya solicitado una investigación contra Telefónica ante «su falta de capacidad de reserva al operar en un país sísmico». Todavía durante la jornada de ayer resultaba complicado efectuar llamadas desde la propia Zamora a algunos territorios peruanos, tal y como sucedió durante la puesta en contacto con los responsables de los anteriores testimonios.

Sin noticias de dos turistas zamoranos que están en el país sudamericano

Dos turistas zamoranos se encuentran de vacaciones en Perú, en concreto, a 700 kilómetros del epicentro del seísmo que el miércoles se produjo en el país sudamericano. Ninguno de los dos viajeros tiene cobertura telefónica debido a la falta de redes de telecomunicación que sufre toda la región a consecuencia del terremoto, por lo que ni los familiares ni la agencia de viajes han podido aún contactar con ellos.

Los dos turistas se encuentran, según las previsiones, en la zona del valle del Colca. La agencia de viajes de la capital descarta la posibilidad de que les haya afectado el terremoto al «encontrarse lejos del epicentro», apuntan.