La juez ha condenado a 18 meses de prisión a una mujer por sustraer joyas de la casa en la que trabajaba como empleada de hogar desde hacía tres años y a nueve meses de cárcel al hombre, un conocido de la imputada, que vendió dos de esas piezas a una casa de compra-venta de oro. La imputada también había acudido a ese tipo de negocios donde los objetos de valor fueron fundidos para obtener oro, lo que ha reducido su valor a 1.221 euros. La magistrada del Juzgado de lo Penal ha accedido a suspender las penas de cárcel a los dos condenados, que deberán pagar a la propietaria de las joyas el valor del oro obtenido con los negocios que hicieron con dichos objetos, con la condición de que no vuelvan a delinquir en un periodo de dos años.

Las alhajas, algunas antiguas y de gran valor sentimental para su dueña porque eran de sus antepasados, fueron sustraídas por la trabajadora de la casa, de iniciales I.D.P. -contratada por los propietarios del inmueble en el año 2012-, en varios días entre noviembre y diciembre del año 2015, mes en el que la dueña de las alhajas se percató de que le faltaban algunas. La empleada de hogar reconoció que había cogido los artículos de valor, según dijo, porque necesitaba dinero, al estar pasando por un mal momento económico, lo que le ha valido el ser procesada y condenada por un delito de hurto.

Cuando sus jefes detectaron el robo, les fue imposible recuperar las piezas de oro, que ya se habían fundido, puesto que su trabajadora las había vendido hacía días a la casa de compra-venta de oro, de acuerdo con la investigación judicial. Dos piezas se las había dado a su cómplice, de iniciales J.D.A., quien está condenado por un delito de receptación, por vender las artículos sabiendo que no eran propidad de quién se las ha dado, sino que procedían de un robo. La juez impuso, tras el acuerdo que ambos alcanzaron con el Ministerior Fiscal, una pena de 18 meses de prisión a la mujer y de nueve meses de prisión al hombre.