Las fotografías en blanco y negro tienen ese sabor a momento único, ya pasado e irrecuperable. De ahí emerge, principalmente su belleza. Pero también de su servicio como acta temporal: lo que ha cambiado y lo que no, al paso de las décadas y los siglos. En Zamora hubo toda una cohorte de fotógrafos que registraron con sus cámaras la ciudad de principios del siglo XX. Fue un momento crucial, porque ahí arrancaba la modernidad, los cambios en el eje histórico y el crecimiento urbano y de la vivienda.

Hasta la fecha, expertos como José Ángel Casquero han hablado de las aportaciones clave de reporteros como Jean Laurent, o de retratistas como Jesús Casas Andreu, Antolín Rodríguez Martín o el mismo Federico Cantero Villaamil. En Zamora apreciamos, sobre todo, la excelente labor de Fernando López Hepténer y de Ángel Quintas, ya más avanzada la centuria. Pero la digitalización de fondos en diferentes archivos está recuperando el buen hacer de otros personajes más desconocidos, como el portugués Antonio Passaporte, que retrató la Zamora de antes de la Guerra Civil.

El Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), organismo que depende del Ministerio de Cultura, acaba de incrementar su fototeca con nuevas aportaciones que también nos permiten conocer mejor la ciudad que Zamora fue. Una de esas novedades procede del trabajo realizado por el fotógrafo alemán Otto Wunderlich (1887-1975), quien fue dejando la impronta de su labor por todo el país. El archivo del IPCE registra una veintena de instantáneas de este autor, de apreciable calidad, que muestran la provincia que él vio en las primeras décadas del siglo pasado.

En realidad, el Archivo Wunderlich comprende más de 22.000 trabajos originales que, en el caso de Zamora, se centran en los principales monumentos e iconos locales, como la Catedral -aún con el cimborrio enmascarado por el cemento y el antiguo reloj-, la iglesia de la Magdalena, el palacio de Momos o la muy reconocible panorámica, en la que destaca el Puente de Piedra.

Wunderlich, coinciden las crónicas, fue un profesional de las exportaciones que se formó como fotógrafo en Inglaterra y en Francia y se vino a España en 1917 para desarrollar su carrera como retratista. Fruto de sus viajes, el alemán realizó una colección denominada "Paisajes y monumentos de España", donde se enmarcan las fotografías zamoranas. Lejos de realizar un mero trabajo documental, Wunderlich comenzó a variar factores como el encuadre y el plano en busca de fotografías más artísticas.

A finales de los años veinte, el profesional germano fue contratado por Hidroeléctrica Española para realizar, como otros, fotografías de sus instalaciones. Todos ellos captaron con sus máquinas el momento del cambio en el país, cuando las ciudades iniciaban su crecimiento y el ámbito rural, el camino hacia un declive que no tiene fin.