Los cerca de cincuenta mil pensionistas que hay en la provincia de Zamora experimentarán el próximo año una pérdida de poder adquisitivo de más de un 1%, siempre y cuando se confirmen los resultados que el IPC anticipa en el mes de noviembre y la subida de las pensiones de un cuarto de punto, ambas circunstancias muy probables. El coste de la vida subirá muy por encima de lo que lo harán las pagas. Si la cesta de la compra se ha encarecido un 1,4% en los once primeros meses del año (a falta por contabilizar diciembre, cuando también suele subir) los sueldos se actualizarán en solo un 0,25% por quinto año consecutivo.

Los datos sobre pensiones que maneja el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) indican que, a fecha del mes pasado, la pensión media en la provincia era de 768,51 euros mensuales (dato que incluye a todos los perceptores de una paga pública, no solo a los jubilados). Esto conlleva que la actualización que traerá consigo el año 2018 será de menos de dos euros, cifra a todas luces insuficiente para hacer frente al coste de la vida.

La subida que experimenten los jubilados será algo más elevada, consecuencia de unos ingresos que como media también son más altos. Las pagas subirán una media de 2,16 euros con la llegada del mes de enero. Al tratarse de una subida porcentual serán las pagas más altas las que más se revaloricen. Las de orfandad, que son las más bajas, se actualizarán en menos de un euro como término medio.

Aunque es el quinto año que se registran subidas en las pensiones públicas de un cuarto de punto porcentual no siempre los jubilados perdieron poder adquisitivo. En los años 2016 y 2015 la cesta de la compra, lejos de encarecerse, cerró el año en cotas negativas. Esto indicaba que, aunque la actualización de la paga fuera poco cuantiosa, no se había perdido poder de compra. Ahora la situación ha cambiado y este será el segundo año con pérdidas de poder adquisitivo para los jubilados de más de un uno por ciento.

Los sindicatos y la oposición han instado repetidas veces al Gobierno central del PP a cambiar el sistema que se instauró hace ya cinco años. Aunque es cierto que las pensiones nunca se han visto congeladas desde que la reforma entró en vigor -como sí sucedió en una ocasión ya al final de la última legislatura del presidente del Gobierno del PSOE José Luis Rodríguez Zapatero- también lo es que las pérdidas de poder adquisitivo han sido la tónica dominante en los últimos ejercicios. De hecho, de no haber sido por los índices de IPC negativos de los ejercicios 2015 y 2016, la pérdida de poder de compra de los jubilados hubiera sido mucho mayor.

El Gobierno, por su parte, apunta que solo hay dos maneras de subir las pensiones. Primero, con subidas permanentes de impuestos para sufragarlas y, segundo, con subidas de empleo y cotizaciones. Los miembros del Ejecutivo, en sus intervenciones, siempre han defendido la segunda opción.