José Luis Alonso Coomonte es un creador y pensador que ayer, una vez más, dio muestras de que la edad no la marca el carné de identidad en la conferencia que impartió en el Museo de Zamora como broche a la exposición "Coomonte, el dibujo infatigable", que recoge por primera vez una selección de bocetos de su amplia trayectoria y que puede contemplarse hasta este domingo, día 15.

Tras una breve introducción a "uno de los artistas más reconocidos del panorama nacional e internacional que tenemos la suerte que sea nuestro y cercano", según afirmó la directora del Museo Provincial Rosario García Rozas, el escultor comenzó su intervención planteada, a veces, como un diálogo consigo mismo, mientras que se proyectaban imágenes de algunas de sus obras.

El artista se nace o se hace supuso el punto de arranque en el que Coomonte aludió a su infancia. "Fui un niño hiperactivo al que le gustaba jugar, que pasó hambre y al que le decían que era un artista", remarcó. "Me querían mandar a Bellas Artes pero antes pasé por Artes y Oficios y el director le dijo a mi padre que era un artista cuando yo no sabía qué significaba". Y se fue a Madrid a estudia. "Al ver a la Cibeles y a Neptuno pensé que yo no podía hacer algo así", dijo al tiempo que atestiguó: "Yo no soy artista soy artesano al que le gustan los oficios". Habló de Valeriano Martín y Palomo "con los que comencé en un guardarropa tras acabar Bellas Artes"; de su maestro Capa, "de quien aprendí lo que sé de fundición".

Sus reflexiones sobre qué es arte también tuvieron cabida. "En Bellas Artes ahora no dibujan sino que tienen que saber manejar un ordenador", enfatizó. "El arte no sé qué es y no sé si he hecho arte o no, pero yo me he divertido mucho".

Hubo espacio para la obra que cambió su vida, el Ostensorio, pieza de orfebrería con la representó a España en la Bienal de Arte Sacro de Salzburgo y con la que logró la Medalla de Oro en Escultura en 1960. "Chillida me dio la oportunidad de hacer el boceto del Ostensorio y la que se armó... hasta viajé a Salzburgo y dormí por primera vez con un edredón", dijo provocando risas entre el auditorio. "Dicen que no me cotizo... ya me cotizaré", sentenció a la par que confesó: "He tenido la suerte de poder jugar siempre. Hay que ser niño aunque seas mayor".

Coomonte ha desgranado sus dibujos a los zamoranos en una visita guiada en el mes de julio y ha llevado a cabo un taller con los más pequeños en agosto para complementar su exposición de obra gráfica, que se abrió el pasado mes de junio, y que reúne más de 150 ejemplos de obra gráfica que han permanecido en carpetas y archivadores durante décadas.

En "Coomonte, el dibujo infatigable" el público puede descubrir por primera vez bocetos que testimonian la evolución artística de este hombre que nunca aspiró a ser artista y que hubiera preferido ser "cultivador de cultura".

En la sala de exposiciones del Provincial, se exhiben dibujos hechos en su niñez y juventud, como el que le permitió acceder a los estudios de Bellas Artes ( un boceto clásico de una escultura en yeso que firmaría únicamente como José Luis Alonso); apuntes de sus obras sacras, como el cartón del Ostensorio, sin olvidar esbozos de sus encargos como escultor e ilustraciones del momento actual en múltiples soportes y diversas técnicas.