Los comedores escolares de la provincia de Zamora han conseguido reducir en un 25% las sobras de la comida gracias a un programa específico dirigido a los escolares y sus padres para concienciarles sobre el desperdicio alimentario. El proyecto "La comida no se tira" implantado en los centros zamoranos en marzo de este año buscaba precisamente que los más pequeños pusieran su granito de arena para minimizar los restos de comida en el plato, además de sensibilizarles de forma lúdica sobre la sobrexplotación de los recursos naturales y la necesidad de construir entre todos un futuro más sostenible y justo. Una experiencia piloto que ha resultado un "éxito" para la Consejería de Educación, que ayer presentó los resultados en un foro contra los malos hábitos en la mesa.

El objetivo final de este programa desarrollado en los comedores zamoranos que trabajan con Serunión era el de reducir los desperdicios de comida, pero también se incluían actuaciones en el comedor escolar tendentes a la adquisición de hábitos saludables y sostenibles con el medio ambiente. La parte solidaria dejó también su impronta dentro de "La comida no se tira", puesto que se incluyó entre las actuaciones la gestión de los menús sobrantes y no utilizados en el comedor para entregarlos a entidades sociales y bancos de alimentos al objeto de "educar en valores a los escolares acerca de la realidad social de sectores más desfavorecidos", apuntan desde Educación. De esta manera, los excedentes de comida fueron a parar durante este tiempo al Banco de Alimentos de Valladolid para su posterior distribución.

El proyecto del que ayer se ofrecieron resultados nació en diciembre del pasado año merced a la firma de un acuerdo entre la Junta, Serunión, las confederaciones de asociaciones de madres y padres y la Federación de Estudiantes de Castilla y León. Un acuerdo que se ha saldado con la donación de más de 60.000 raciones y la reducción media de un 25% del desperdicio alimentario en la provincia de Zamora.