La devoción de Zamora hacia la Virgen del Tránsito ha quedado patente un año en la novena y la veneración de la sandalia de la imagen en el templo conventual que la cobija.

Si muchos fueron los zamoranos que han realizado la novena y que han asistido a las misas que precedieron la celebración mariana de anteayer, muchas más personas asistieron ayer a las dos misas de acción de gracias celebradas en la iglesia del Convento del Corpus Christi. El amplio templo quedó pequeño para albergar a los muchos devotos que no quería perder la oportunidad de rendir un homenaje a una de las imágenes más veneradas por todos los zamoranos.

Tras la entonación de la Salve, en dos filas independientes y de manera muy ordenada, aguardaron el turno para adorar las sandalias desde zamoranos que han hecho la novena hasta otros que solo asistían a la tradicional veneración; desde personas que precisaban de un bastón para llegar hasta el presbítero hasta niños de corta edad que requería del brazo de su abuela para poder besar la sandalia que adorna a la Virgen del Tránsito. "Se trata de toda una tradición acudir a la veneración tras la misa del día de la Asunción", explicaba uno de los asiduos a los actos en honor de la Virgen del Tránsito mientras que muchos turistas se asomaban al interior del templo e inmortalizaban con sus móviles el espectacular dosel, un regalo efectuado por el obispo Tomás Belestá hace más de un siglo.

Previamente a la adoración del mediodía, el sacerdote José Muñoz Miñambres remarcó el significado del beso al zapato de la Virgen. "Es una veneración a la imagen pero nuestro culto de estos días en las novenas y de hoy (por ayer) va más allá, es a la Virgen que está en el cielo a la que llegamos mediante la oración. Llegamos a Jesús a través de su madre, de María". Durante la homilía el presbítero también explicó que el acto representa "un obsequio a María porque nosotros nos humillamos al besarle los zapatos porque únicamente a María se le besan los pies".