Antes de subir al escenario, Josu Feijoo tomó un café con leche y midió sus niveles de glucosa. Después, el vitoriano cerró el Mes de la Salud de Caja Rural con una conferencia motivacional en la que animó a los asistentes a "perseguir sus sueños" y "a no rendirse ante las adversidades". Y Feijoo, primer diabético en escalar el Everest y primer y único astronauta diabético en el mundo, sabe de lo que habla.

"Hace 25 años llegué de Estados Unidos de estudiar y, en un análisis rutinario, detectan que mis niveles de glucosa son altos. Esto, en 1990, cuando la palabra diabetes casi ni existía, fue un "shock". La médico que me atendió me dijo que tendría que aprender a hacer todos mis hábitos de nuevo. Toda mi vida iba a girar en función de mi enfermedad. Obviamente, que me olvidara de escalar el Everest y que me olvidara de ser astronauta", resume Feijoo.

Pero resulta que "aunque estuve deprimido, soy muy cabezón. El 18 de mayo de 2006 fui el primer diabético del mundo en llegar a la cima del Everest. Yo he cambiado el perfil de la diabetes e intento hacer ver a las personas que, aunque la vida te ponga zancadillas, hay que levantarse". El mensaje fundamental es que la diabetes, una enfermedad crónica, "no es ninguna excusa"

Josu Feijoo tampoco esconde que la disciplina es fundamental en estos casos. "Cuando estoy escalando, dentro de la centrifugadora o en un avión de combate vivo situaciones que he ensayado cientos de veces en Vitoria. Soy muy previsor y muy metódico. Me puede pillar el toro, pero intento que esa situación no llegue. Si en el Himalaya tengo que pincharme a las ocho de la mañana, dos de la tarde y diez de la noche, lo hago también en casa".

En resumen, "que siempre veo el vaso medio lleno, aunque sea de aire. En mi vida tengo que estar pendiente de mis niveles de glucosa, pero eso no me impide hacer otras muchas cosas. Lo que intento es prever los imprevistos, sin más".