Considerado por todos los estudiosos uno de los poetas más importantes de nuestro Siglo de Oro y por no pocos el mejor poeta español de todos los tiempos, Don Luis de Góngora (1592-1651) es indiscutible que ocupa lugar privilegiado como escritor en un tiempo donde su nombre es coetáneo al de Cervantes, Lope de Vega y tantos escritores decisivos en la historia de la literatura, en prosa, en verso o en textos para los escenarios. A la hora de estudiar la obra gongorina la crítica siempre ha tenido muy en cuenta, naturalmente, una de las vetas fundamentales de la poesía de Don Luis como es la práctica satírica, burlesca€ Testimonio de ello son las décimas burlescas que ofrece, en este caso, de dos en dos en una parte de su producción, con un enlace que las relaciona como son aquí dos preguntas paralelas, cada una al final de las composiciones. La segunda de las décimas, y por eso la hemos recogido, tiene como protagonista el vino de Toro:

Una moza de Alcobendassobre su rubio tranzadopidió la fe que le he dado,porque eran de oro las prendas.Concertados sin contiendasnuestros dulces desenojos,me pidió sobre sus ojospor lo menos un doblón.Yo, aunque de esmeralda son,se lo libré en Trecemén¿Hice bien?En el dedo de un doctorengastado en oro viun finísimo rubí,porque es siempre este colorel antídoto mejorcontra la melancolía.Yo, por alegrar la mía,un rubí desaté en oro:el rubí me lo dio Toro,el oro Ciudad Real. ¿Hice mal?

Don Luis de Góngora era amigo de un toresano ilustre en ese siglo XVII, don Luis de Ulloa y Pereira. Al noble toresano va dirigido la siguiente composición. Se trata de un soneto de circunstancias, en este caso referido a una mujer de la que se encuentra enamorado Ulloa. A Toro se alude como ciudad a la orilla del Duero, como signo del Zodiaco, como "murada" (amurallada) ciudad€ José García de Salcedo Coronel, coetáneo comentarista de la obra gongorina, escribió entonces: "Pasando por Córdoba Don Luis de Ulloa y Pereira, caballero nobilísimo de la Ciudad de Toro [€] le escribió Don Luis este soneto habiendo entendido que iba huyendo los desdenes de su dama". He aquí el soneto:

A Don Luis de Ulloa, que enamorado se ausentó de Toro.Generoso esplendor, sino luciente,no solo es ya de cuanto el Duero bañaToro, mas de Zodiaco de España,Y gloria vos de su murada frente.¿Quién, pues, región os hizo diferentepisar amante? Mal la fuga engañamortal saeta, dura en la montaña,y en las ondas más dura de la fuente.De venenosas plumas os lo digacorcillo atravesado. Restituyasus trofeos el pie a vuestra enemiga,tímida fiera, bella ninfa huya;espíritu gentil, no solo siga,mas bese en el arpón la mano suya.

Una nueva décima, atribuida a Góngora, pero sin que todos los críticos estén de acuerdo en ello, es la que don Luis dedica al asesinato de su amigo el Conde de Villamediana, una de las personalidades más atractivas pero también más controvertidas de finales del siglo XVI y principios del XVII. Góngora se sirve en ella de los sucesos del Cerco de Zamora para negar su traslación al trágico acontecimiento y culpar a quien había lo impulsado, que no era otro que el rey Felipe IV:

A la muerte violenta que le dieron al Conde de Villamediana, sin saber quién.

Mentidero de Madrid,decidnos quién mató al Conde:ni se sabe ni se esconde.Sin discurso discurrid:dicen que le mató El Cidpor ser el Conde Lozano.¡Disparate chabacano!La verdad del caso ha sidoque el matador fue Bellidoy el impulso soberano.

En fin, con el mismo motivo del Cerco de Zamora y con el sistema de alusiones que habitualmente emplea para sus composiciones burlescas de carácter erótico, y más exactamente con maridos engañados, cornudos, Góngora escribe la siguiente (1624), en la cual las puertas son abiertas para los amantes mientras calla el burlado:

Casado el otro se hallacon la del cuerpo bellido,de quien personado ha sido,por ser Don Sancho que calla.Los ojos de la muralla,su real ve acrecentandode uno y otro que entra armadoy sale sin alborozopor aquel postigo mozoque nunca fuera cerrado.