La entrada en la Casa Blanca de Donald Trump no ha dejado indiferente a ningún norteamericano ni por supuesto tampoco a los zamoranos que allí residen, quienes se muestran "cautos" ante el giro que vaya a tomar la política del país más poderoso del mundo, aunque reconocen que los principales derechos y libertades que perviven en Estados Unidos no se verán alterados por este giro republicano en el sillón del despacho oval para los próximos cuatro años.

Desde Pasadena, la joven investigadora Raquel Folgado, natural de Abejera de Tábara, subraya que "un ejemplo claro de que el país está en pie" han sido las decenas de marchas de mujeres convocadas el pasado sábado por todo el territorio nacional. "Si el viernes -jornada de la investidura- era un día triste, el sábado fue un día de esperanza. Después de ver tantas mujeres marchando por sus derechos, y tantos hombres al lado, creo que Estados Unidos no va a retroceder tanto", vaticina. En este sentido, la zamorana explica que "el gobierno entrante tiene un margen de dos años, hasta que se vote de nuevo el Congreso y el Senado. Así que cabe la posibilidad de que pierda muchísimos apoyos y, por tanto, su margen de maniobra esté limitado".

Precisamente también desde California, Rosa Morán, que reside en Estados Unidos desde hace décadas, participó activamente en una de estas marchas programadas por todo el país, concretamente en Riverside, al sur del estado. "Tenía pensado ir a Washington pero al final no pude, así que me apunté a una local. Cuando llegué a las nueve de la mañana, ya había mucha gente, con docenas de pancartas, algunas muy creativas y otras refiriéndose a todo lo que Trump quiere destruir", describe. "No lo hago por mí, sino por mis hijos, nietos y biznietos, para que puedan tener un país mejor, que sea tolerante", añade.

Desde Nueva York, la gran preocupación de otro zamorano, Gil Bernardino, natural de Tapioles, es que el presidente "no ha nombrado a ningún hispano en su gobierno, hecho que no ocurría desde hace muchos años", lamenta quien precisamente se caracteriza por su trabajo a favor de los derechos de los hispanos desde los años ochenta.

El propio Bernardino, en su faceta de activista social, participó en la organización de la marcha que se celebró este fin de semana en Washington. "Fue un éxito total", subraya. "Me impresionó no solo por la gran participación, sino por la gran diversidad étnica, de género y de edad, por los mensajes de contenido humano, irónico y lleno de humor de los carteles y por el comportamiento pacífico de los participantes", describe.

Aunque considera que es más que visible la división de la sociedad, espera que Trump "cambie radicalmente el discurso de la campaña de odio por uno de respeto real a todos los grupos étnicos que conforman este país".

"La despedida de Obama fue muy emotiva y su discurso fue principalmente para decir a todos los ciudadanos que estén vigilantes por sus derechos, por los derechos humanos. La salud y la educación pública habían mejorado en estos últimos años y no se puede comprometer el futuro de nuevo", considera Raquel Folgado quien valora que España y Europa "miren preocupadas a Estados Unidos", aunque a ella lo que realmente le alarma es lo que ocurre a este lado del Atlántico. "Me refiero a que hay una mayoría a la que no le parece bien las políticas que se llevan a cabo, pero no se mueven para cambiarlo. Europa está anestesiada, mientras que Estados Unidos despertó", compara.

Por esta actitud ciudadana, la investigadora sostiene que "aunque se esté viviendo como una pesadilla, confío más en la capacidad de unir que en desunir. El respeto a la diversidad y el valor que se da al conocimiento prevalecerán por encima de valores nacionalistas".

Un ambiente más "normalizado" parece haberse vivido estos días en Boston, donde Tomás Blanco, natural de Riofrío de Aliste, considera que "la gente parece haber asumido el resultado. La sensación general es que vamos a pasar el mal trago y esperar cuatro años más, porque la vida sigue", resume.

El zamorano se muestra contrario al discurso de despedida de Obama. "Ha sido de confrontación, asintiendo a regañadientes el resultado electoral. No ha logrado mucho en sus ocho años de mandato y por ello se ha dedicado a criticar al oponente en lugar de hacer autocrítica o tratar de poner de relevancia lo que ha sido su legado. Trump, más que causa, ha sido su consecuencia y la perspectiva no es solo que los americanos hayan elegido a Trump, sino que han echado a Obama y por consiguiente a Hillary Clinton", opina.

En este sentido, asegura que los demócratas "ya han demonizado a Trump y están contaminando todo, con los medios a favor, con el espíritu del miedo. Este fenómeno que es normal durante el proceso electoral, está corriendo como la pólvora en los últimos días. Pero lo bueno de Estados Unidos es que la libertad de expresión existe en todos sus aspectos y los dardos envenenados van en ambas direcciones".

Por último, se desmarca del resto vaticinando que Trump "será un buen presidente para los americanos, entendiendo como lo entienden ellos, pero es muy probable que patine a nivel mundial", ya que señala que el republicano "no es consciente de que la globalización es un arma de doble filo y que si cierras tus puertas a la importación, probablemente se te cierren a la exportación".

«La solemnidad ha sido la nota predominante en la investidura»

«La solemnidad ha sido la nota predominante en la investidura»Desde Houston, Antonio Renilla califica la ceremonia de investidura de Donald Trump de «solemne». El zamorano reconoce que quizá sus años de monaguillo hayan dejado en él «un gusto por las ceremonias y el simbolismo que las acompaña. Pero es verdad que los americanos celebran su democracia con el relevo en la presidencia y la asistencia del resto de los poderes, que garantizan lo que se conoce como "chequeo y balance". También así reafirman que no importan las diferencias de cualquier tipo, porque primero son los americanos. Ya me gustaría ver eso en España», compara.

Antes del acto del pasado viernes es Washington, Renilla señalaba que el periodo de Trump como presidente electo no le dejaba «nada tranquilo », al igual que a otros muchos ciudadanos. «En las encuestas solo el 44% aprueba su manejo de la transición, frente al 83% de Obama y el 63% de George W. Bush», calculaba. Con esta perspectiva, el zamorano opinaba que «el escenario optimista de Trump haciendo buenos nombramientos y dejando comportamientos negativos de la campaña se oscurece y sigue sembrando desunión en la sociedad americana. Ojalá la sociedad civil y los contrapoderes eviten males mayores», deseaba.

Para finalizar, sobre los últimos días de la presidencia de Barack Obama, Renilla subraya que tanto él como su esposa «más que nunca, han mostrado que son buena gente ».