Los trabajadores de la comunidad perdieron 11,2 puntos de poder adquisitivo durante la crisis, 3,9 más que la media nacional, y el año pasado el incremento salarial pactado en convenio sólo subió en Castilla y León un 0,85 por ciento, frente a 1,08 por ciento de la media nacional, cuando el compromiso con la patronal fue de subidas superiores. Son las conclusiones de un estudio realizado por Comisiones Obreras difundido ayer por la agencia Ical. Y eso a pesar de que sólo uno de cada cinco convenios sectoriales de Castilla y León carece de cláusula de ultraactividad (que obliga a mantener las condiciones de un convenio caducado hasta que haya otro que lo sustituya) y de que el 75% de los nuevos convenios de empresa creados desde la reforma laboral contó con la negociación de CCOO y UGT. Y además teniendo en cuenta que el año pasado sólo se registraron 45 descuelgues, la cifra más baja desde 2013. Descuelgue es la posibilidad de tiene un empresario, cumpliendo determinadas condiciones, de aplicar unas condiciones de trabajo distintas a las que determina el convenio colectivo.

La reforma laboral provocó "tres vías de agua" a la negociación colectiva, el impulso de los convenios de empresa; la limitación a un año de la extensión automática de los convenios vencidos, la conocida ultraactividad; y la flexibilización de los descuelgues. Tres aspectos que en Castilla y León "se han minimizado" a través de diferentes acuerdos con la patronal regional Cecale, según el secretario de Acción Sindical de Comisiones Obreras, Vicente Andrés.