Diego Castaño es el autor del ensayo poético "José Ramón Sánchez, el acróbata de los sueños. El pentágono mágico" que se presenta mañana jueves, día 12, a las 20.00 horas en el salón de actos del Museo Etnográfico de Castilla y León con presencia del editor de Valnera, Jesús Herrán; y del propio artista y protagonista de la obra, José Ramón Sánchez.

-¿Qué le hace fijar su atención en el trabajo en José Ramón Sánchez?

-Tenía claro que quería que fuera sobre ilustración y tras orientarlo hacia la ilustración contemporánea me di cuenta de que había un nombre de referencia, José Ramón Sánchez que era la persona que a través de la caja mágica en los años 80 abrió a un niño entonces el mundo de la ilustración. Es un hombre de verbo cautivador y de una manera de dibujar totalmente hipnótica. Conocía su trabajo más reciente a través de la Editorial Valnera y tras ponerme en contacto con el editor, todo fueron facilidades.

-¿Por qué centra su trabajo en una etapa muy concreta de la producción del dibujante?

-Porque se desconoce que lleva trabajando en una serie de obras maravillosas desde mediados de los 90, cuando pensó que era tiempo de retomar su sueño de juventud de ilustrar algunos de los clásicos universales. Me parecía que además de la semblanza biográfica era interesante focalizar el trabajo de investigación en Don Quijote de la Mancha, la Biblia, Moby Dick, La Divina Comedia y comentarios al Beato de Liébana.

-¿Qué tienen en común estos cinco trabajos?

-El Quijote, todavía es una obra de transición entre lo que venía haciendo mucho más colorista y a partir de la Biblia se adentra en unos terrenos más personales. José Ramón no deja de ser un dibujante nunca, pero, a través de estas obras abre un horizonte hacia la pintura. Si hay algo que las caracteriza es una manera introspectiva de ver las obras, de reconocerlas y de reconocerse en cierta medida en ellas. No deja de ser alguien que lee y se documenta muy concienzudamente para ilustrarlas y al hacerlo les está haciendo un segundo enfoque. Además todas tienen un toque evocador y poético, en cierta forma podríamos decir que alegre pero yendo hacia los horizontes más íntimos y personales. Formalmente nada tiene que ver la primera y la última porque en El Quijote se reconoce la pintura figurativa y en los comentarios al Beato, se va hacia el mundo de la abstracción.

-¿De los cinco libros ahonda más en alguno?

-He tratado de darle al conjunto una uniformidad. Todos tienen su importancia pero cada uno de ellos incluso daría para adentrarse en ellos de una manera monográfica. Para mí son puertas que en algún momento pueden retomarse.

-¿Y que retomará?

-Me encantaría pero cuando estás en un trabajo de esta naturaleza conviene verlo con cierta distancia.

-Su estudio de postgrado no queda en el ámbito académico sino que ve la luz.

-Para mi sorpresa, pues no era una de mis pretensiones. El editor de Valnera, Jesús Herrán me pidió que le enviara el trabajo al concluirlo y salió de ellos el publicarlo. Este trabajo ha sido un regalo el principio a fin.

-¿Qué aprendido con su investigación?

-Con este trabajo he redescubierto la fascinación de un niño hacia una persona asombrosa en su forma de ver el mundo y de relacionarse con él y permanentemente asombrada. Es una persona que da pocas cosas por hechas y que dedica habitualmente entre tres y cuatro horas diarias a leer, que sigue dibujando y que tiene muchos proyectos. Ha cumplido recientemente 80 años y tiene el espíritu de un joven.

-¿Y suficientemente valorado?

-El Premio Nacional de Ilustración que le otorgaron en 2014 es una distinción de primerísimo nivel y forma parte de un elenco de ilustradores de talla casi mundial porque tenemos a pensar que los grandes nombres del cómic europeo son de otras latitudes. José Ramón tiene un reconocimiento a nivel español por su momento televisivo pero luego hay gente que se sorprende de que siga todavía haciendo cosas cuando uno de sus hitos artísticos ha sido a posteriori. En el año 1996 regresa a Santander y parece que no ha hecho más. Este tipo de estudios introduce a la ilustración en el ámbito universitario y da pie de alguna manera al reconocimiento que es necesario a José Ramón, una de las grandes figuras de la ilustración contemporánea, y a las personas que alientan la fe en la ilustración de manera artesanal.

-Desde su punto de vista, ¿el cómic es suficientemente valorado?

-El cómic es una de las referencias ineludibles, es una de las creaciones contemporáneas más sobresalientes en la que hay artistas maravillosos. Es tiempo de reivindicar el cómic como un arte mayor, todavía se le considera un territorio de personas aficionadas a la lectura y a la literatura pero los grandes sellos editoriales o incluso los grandes espacios de librerías no acaban de abrirse al cómic, al menos en este país. En Francia es normal encontrarse una sección concienzudamente preparada con nombres recientes del cómic. En España estamos a medio camino, es tiempo de que deje de ser un arte minoritario.