La psicóloga Heinke Freire considera que el trastorno de déficit de atención e hiperactividad aparece como "una especie de cajón de sastre donde se están metiendo muchísimas dificultades que pueden tener los niños y las niñas de hoy pero una parte de las cuales a mi me parecían clarísimamente vinculadas con lo que podría llamarse un trastorno de época. El hecho de que el TDAH aparezca con esta intensidad y este despliegue justo en este momento, en estos últimos 30 años, tiene mucho que ver con el tipo de sociedad que estamos construyendo, con ese exceso de presión sobre los niños y las niñas, con ese exceso de sedentarismo, con esa falta realmente de poder vivir su infancia, cada uno a su ritmo".

La experta, que el pasado martes participó en Zamora en una charla organizada por la Asociación Apego Lácteo, expone que "la mayor parte de los niños y niñas que yo he visto que han sido diagnosticados de TDAH o que han estado a punto de serlo, en realidad lo que tienen son unos procesos madurativos a nivel cerebral que son más lentos de los de sus compañeros y compañeras. Por razones que pueden ser muy diversas tienen unos procesos madurativos que pueden ser un poco más lentos". Pero no le parece adecuado " fijar esa cuestión" en procesos que "pueden ser pasajeros, "y de hecho la mayor parte de la gente que es diagnosticada de TDAH cuando es pequeño después de adulto se soluciona el problema, pasada la adolescencia. Realmente fijar eso, medicarlo, crear una etiqueta no creo que sea el camino".

La experta en innovación educativa cree que "el camino pasa porque la escuela sea capaz de acoger mucho más las diferencias de las personas y de positivarlas. En vez de convertir una diferencia en un problema, convertirla en una oportunidad. Y el día que la escuela sea capaz de hacer esto no va a ser necesario etiquetar a las personas y apartarlas y darles clases especiales porque realmente cada persona va a poder apoyarse sobre sus capacidades y sus potencialidades y no se necesitará normalizar y que todo el mundo pase en el mismo momento y por el mismo tipo de pruebas".

En definitiva, para la autora de libros sobre la materia, "cada niño y cada niña tiene derecho a tener su propio ritmo de desarrollo porque la naturaleza es así y porque un organismo humano es terriblemente sabio".