"Soy uno de tantos que estamos sin techo. La calle es muy dura. Encontrar un sitio para dormir es fácil, lo malo son las condiciones de vivir en la calle y no es muy recomendable", sentencia el barcelonés Juan José Galdón de 60 años que vino a Zamora hace cinco meses como un transeúnte más que recorre España.

Este hombre estuvo un año durmiendo en un cajero automático en Santiago de Compostela, luego pasó a Salamanca y finalmente recaló en Zamora "con mucha suerte o con mucha desgracia porque llegué en muy malas condiciones", atestigua. Galdón tiene una enfermedad que le obliga a tener una máquina de oxígeno y percibe actualmente 254 euros "una pensión por enfermedad laboral".

Este hombre es uno de las 400 personas sin techo que anualmente pasan por las instalaciones del centro de acogida Madre Bonifacia. Las cifras se mantiene estables, pero "antes era la crisis la causa fundamental" de vivir en la calle, mientras que ahora la situación "se va cronificado" porque son personas que no encuentran una salida en la espiral en la que han entrado, detalla María León Gago, directora de la casa de acogida donde "se les facilita un alojamiento, una manutención y algo fundamental un espacio donde reflexionar para ver si pueden parar en esa dinámica".

El perfil de los sin techo que pasan o están en Zamora responde un hombre de entre 35-50 años que lleva años en situación de desempleo. Así Juan José Galdón lleva desde 2003 deambulando por el país y para sobrevivir se ha dedicado a ir de una ciudad a otra "buscando un albergue o un sitio donde tengas una ducha, una cama y un comer", explica este cocinero profesional "no un cocinillas", dice con una sonrisa para añadir: "No he tenido ninguna oportunidad. Lo último que hice fue algo mío y lo tuve que cerrar", dice con tristeza en su voz al tiempo que menciona que su familia desconoce su situación.

Desde Cáritas enfatizan que "nadie por dignidad debe de estar sin hogar y es una dignidad que implica salud, vivienda y recursos económicos y sociales". A este respecto María León matiza que el acceso a una casa para las personas solas en situación de paro prolongado y sin domicilio fijo "es una utopía" porque "si no tienes un lugar fijo de residencia y no están empadronado no tienes derecho a nada y 426 euros dan derecho a poca dignidad".

La organización católica "quiere sensibilidad a la sociedad de que toda persona por el hecho de serlo tiene una dignidad y nadie lo puede quebrantar", remarca el delegado episcopal de Cáritas Diocesana, Antonio Jesús Martín de Lera. El sacerdote enfatiza, con motivo de la presentación de la campaña de las personas sin hogar, que " tenemos que hacerlas visibles en una sociedad que las olvida".

Y para paliar ese olvido este domingo en la eucaristía de las 12.30 horas de la parroquia de San Juan tomarán parte activamente los trabajadores del Madre Bonifacia así como usuarios de Cáritas.

Proyección

Además el próximo martes, día 29, usuarios y trabajadores del Madre Bonifacia llevarán a cabo un acto de sensibilización a partir de las 18.00 horas en la fachada de la iglesia de Santiago del Burgo donde a través de una proyección darán a conocer la situación de este colectivo y cómo muchas veces su paso por centros como el que regenta Cáritas supone un trampolín para una vida autónoma. "Si se me arreglan las cosas podré vivir con mi máquina de oxígeno gracias a Cáritas", expresa Juan José Galdón.