La músicoterapia ha demostrado sus efectos positivos, entre otros, en los pacientes de alzhéimer, pero la experiencia que comenzó ayer en Zamora, "Dando la nota" pretender ir un paso más allá al organizar sesiones terapéuticas a cargo de cuatro jóvenes músicos profesionales que trabajarán conjuntamente con los terapeutas del centro de día Ciudad Jardín para llevar a cabo actividades de estimulación con los enfermos de demencia.

La iniciativa ha sido posible gracias al empuje de los miembros de la Asociación Cultural Berdión, un cuarteto que preside Javier Tobal y forman Adela Domene, Sheila Cañibano y Ana Ruiz, que es el que ha tenido la idea de intentar utilizar la música como herramienta terapéutica activa, con interactuación entre pacientes y músicos. El centro de la Asociación de Familiares de Enfermos con Alzheimer, que pilota Manuel Figueruelo, abierto siempre a oportunidades de mejora, como hizo con la reciente sala de estimulación multisensorial, acogió con los brazos abiertos la idea, y lleva tiempo diseñándola con profesionales como la terapeuta Patricia Caro, junto a los músicos. Y ha sido la colaboración financiera de Caixabank, que en Zamora dirige Antonio M. Mangas, la que ha permitido terminar de poner en marcha el engranaje, gracias a dos mil euros este año, y entre esa cantidad y tres mil euros, "lo que se necesite", para el segundo, 2017. La Fundación La Caixa colabora habitualmente con el centro, como con la reciente subvención de 24.000 euros para el programa de apoyo a las familias.

Figueruelo explicó que está sobradamente demostrado el efecto de la música sobre la plasticidad neuronal, que es "la clave del éxito de la terapia en demencias". Buscamos, dijo Caro, "mantener sus capacidades cognitivas, físicas y funcionales, minimizar las posibles alteraciones de conducta, fomentar la socialización y la comunicación del propio enfermo y reforzar su identidad, mejorando así su autoestima a través de una serie de actividades que resulten gratificantes".

Para ello los 60 usuarios del centro se repartirán en cuatro grupos, según su nivel de deterioro, gustos y capacidad, para participar en las sesiones, de 90 minutos y quincenales. "Hemos creado una historia musical de cada uno de los enfermos porque creemos que las actividades que les presentemos han de ser motivadoras y estar adaptadas a sus preferencias musicales". Y en estas preferencias abundan los cantantes de copla y el folclore.

El canto terapéutico, el baile, el reconocimiento e identificación de sonidos cotidianos, la improvisación o la interpretación de ritmos son algunas de las técnicas concretas que se usarán. Javier Tobal explica que han dado buenos resultados experiencias de formación musical de terapeutas para que luego usen la música como herramienta en su trabajo. Pero "Dando la nota" va un poco más allá y son músicos los que de forma activa interactúan con los pacientes.

Los músicos utilizarán técnicas sencillas, "que se han aplicado en niños y otro tipo de conductas". A través de canciones se presentará cada músico y cada participante en el taller, "eso va a ser un ejercicio constate que cree hábito en ellos". El cuento musical será otra de las estrategias: "nosotros como músicos interpretaremos ciertos personajes, con ritmos y melodías que sean recurrentes, para cada situación y ellos a su vez van a tener una directrices para participar en el relato y así involucrarnos todos".

Caro explica que todas las actividades serán evaluadas para ver el rendimiento del paciente y ver los "niveles de satisfacción y si el enfermo mejora en memoria, lenguaje, coordinación, movimiento, etcétera. E iremos revisando el proyecto a lo largo del tiempo para irlo adaptando. Tobal cree que esta experiencia valdrá para "crear un método, algo que pueda servir a otra gente que se enfrente a este mismo trabajo".