Los amantes del fenómeno OVNI se las prometían muy felices cuando hace tan solo una semana el Ministerio de Defensa ponía a disposición pública 80 expedientes relativos a sucesos inexplicados, acaecidos entre los sesenta y los noventa en nuestro país. Los documentos, casi dos mil páginas en su conjunto, se mostraban digitalizados para una fácil consulta en la que únicamente se había censurado la identidad de los denunciantes. En cambio, los ciudadanos de provincias como Salamanca, Ávila, Segovia, Jaén o Córdoba tendrán que esperar a una próxima desclasificación. En Zamora ocurre lo mismo. Ni un solo certificado sobre haces de luz o platillos volantes. ¿Existen realmente esos papeles? A tenor de las informaciones que durante décadas ocuparon lugar de privilegio en la prensa local, parece que sí. ¿Cuándo, entonces, podremos consultarlos?

El avistamiento de luces inexplicables ocupó y preocupó a los zamoranos de otra época. EL CORREO DE ZAMORA dedicó buena parte de su espacio -entonces los periódicos solo contaban con unas cuantas páginas- a reproducir fielmente los testimonios de estudiantes, trabajadores o funcionarios que, entre sorprendidos y aterrados, llamaron a la redacción del diario para compartir sus experiencias. Incluso hubo quienes, en los setenta, analizaron el fenómeno durante las cuatro décadas anteriores, cuando se registraron más de una veintena de testimonios. Una cifra nimia si se la comparaba con los casos de una gran ciudad como Barcelona, pero, en todo caso, "superior a la de las provincias que nos rodean, incluida Tras os Montes en Portugal". El análisis de Miguel A. -así firma su artículo- va más allá, detallando que los avistamientos solían ser nocturnos y darse en su mayoría "en las zonas rurales". El trabajo monográfico del juez Federico Acosta Noriega, que quería reflejado en un libro bajo el nombre "Ovnis sobre Zamora", abunda en algunos de los hechos más sorprendentes. Los detalles no tienen desperdicio.

La noche del 18 de septiembre de 1971, el jefe de la oficina de Telégrafos llama a la redacción del periódico (que reflejaría los hechos al día siguiente) para referir, con "evidente nerviosismo, desasosiego e intranquilidad" que había observado desde la Aduana una "deslumbrante iluminación" que parecía proceder de un fuego, ante lo cual dio parte a la Guardia Civil. "Ya en el lugar donde observamos el fenómeno, no pudimos descubrir ni llamas, ni humo", detalla a los redactores el interlocutor. La superficie había quedado como "si hubiera pasado un rulo caliente o quizá una tolva de aire recalentado que produjo el chamuscado a corros". A los cinco minutos y como por arte de magia, la tierra estaba ya fría. El comentario final del cronista haciendo referencia a la opinión de los expertos merece ser mencionado: "Los seres extraterrestres -si es que de verdad existen- son gente de paz y nada malo hay que esperar de ellos".

De tres años más tarde, encontramos otro testimonio singular. El propio periodista de EL CORREO DE ZAMORA se desplaza pasadas las once de la noche a la Universidad Laboral para comprobar lo que le advierten el profesor Jesús Zan y varios de sus alumnos. "Un objeto lejano luminoso que se movía con lentitud no regular en dirección suroeste y emitía destellos irisados". El intenso frío de diciembre y las tardías horas hacen que los testigos desistan de consultar a los especialistas.

De pocos meses más tarde data el curiosísimo caso de dos muchachas jóvenes, que viajan en motocicleta junto al Duero. Sobre el río "un objeto aparentemente esférico" vuela bajo y a poca distancia de los testigos cuando, de pronto, comienza a girar en espiral para desaparecer en unos segundos. El OVNI "emitía unos potentes centelleos de luces rojas y verdes, y no producía sonido alguno". Pero lo más sorprendente es que la motocicleta se paró en el acto y no pudo ser arrancada de nuevo hasta que el OVNI era ya imperceptible.

Las jóvenes fueron las únicas en divisar las misteriosas luces. Caso muy diferente ocurrió en la localidad de Santovenia en 1977, cuando "una bola luminosa de color rojo pardusco con una cola blanca azulada" que no solo fue vista por el informante, que regresaba en coche a Benavente, sino también en la vecina provincia de León.

Claro que la cuestión "OVNI" siempre ha ido aparejada de una reflexión profunda sobre la raza humana y lo que nos rodea: ¿realmente estamos solos en el universo? El propio juez Acosta expuso sus disquisiciones en las páginas de este periódico. Y, en todo caso, se puede rescatar el apunte de un cronista de hace más de cuatro décadas: "Y que cada uno, se lo crea o no, opine lo que le venga en gana.