"El viaje me ha ayudado a buscarle un sentido a cada cosa que hago, a cada paso que doy, no solo en el ámbito universitario, sino en mi vida personal". Esa es la gran enseñanza que resume la experiencia vivida por la zamorana Claudia L. González-Santander Hernández, una de los 50 estudiantes españoles que este verano han disfrutado de las becas Europa, que se traducen en un recorrido por las universidades más importantes del continente. Tres semanas para descubrir los tesoros académicos y culturales de París, Londres, Oxford, Bolonia, Heidelberg o Santiago de Compostela. "Han sido unos días cargados de experiencias, momentos y personas en los que siempre ves una pequeña parte de ti plasmada. Y eso me ha ayudado a sentirme en casa en todo momento", reconoce.

Promovido por la Universidad Francisco de Vitoria, el programa Becas Europa llega este año a su undécima edición. "Este viaje ha supuesto un punto de inflexión en mi vida que no me esperaba. Antes de ir, yo me consideraba una joven madura, con las ideas claras y que iba a disfrutar del un viaje en el que conocería a mucha gente. Sin embargo, es el ambiente idóneo para replantearte todo lo que hasta ahora tenías claro y que pone en tu camino preguntas que ni siquiera había pasado por tu cabeza", reconoce esta alumna del colegio Sagrado Corazón de Jesús.

Lo que no ha logrado hacer tambalear esta experiencia en la zamorana es su vocación. "Voy a estudiar Medicina porque siempre me ha gustado todo lo relacionado con ella y creo que mi personalidad encaja con lo que debe reunir un buen profesional", afirma. Eso sí, este intenso viaje le ha ayudado a darse cuenta "de que no podemos centrar nuestros estudios solo en un área y olvidar las demás". De hecho, el periplo por las universidades europeas les ha abierto a este grupo campos muy diferentes: el arte en París, la biología molecular en Heidelberg, la economía en Bolonia o la tecnología en Londres. "El viaje ha propiciado que me pueda interesar más por asuntos como la economía, la música y, sobre todo, la filosofía, que veo fundamental y considero un error el cambio que se ha hecho en la ley quitando esa asignatura", reflexiona la zamorana.

Las actividades han sido intensas en estas semanas. Desde conferencias y charlas en las universidades, hasta teatros, conciertos o yinkanas. "Los primeros días estuvieron más enfocados a buscar la función de la universidad y el servicio a la sociedad, con ponencias muy interesantes tras las que realizábamos grupos de trabajos. Lo mejor era la posibilidad de hacer preguntas en todas las conferencias. Luego la parte turística estuvo más presente y pudimos disfrutar de las ciudades", resume.

Tras regresar, tiene todavía más claro que alguno de sus años de universitaria, que comenzarán este próximo curso, los realizará en el extranjero. "Lo veo fundamental. Viajar, y sobre todo sumergirte en otras culturas, te ayuda a crear una mentalidad que fomenta el entendimiento global y la formación integral", argumenta.

Por último, la experiencia con jóvenes con sus mismas inquietudes -seleccionados tras un largo proceso de un año con diferentes pruebas y actividades y elegidos entre más de 4.500 centros escolares de todo el país- le han hecho valorar que en España "hay gente brillante y posibilidades, pero solo pensamos en llevar a cabo una simple copia de lo que vemos en Europa y no innovar, como hacen en otros países. El gran problema es que hay pocas oportunidades como la que yo he vivido, que reúnan un ambiente propicio para la reflexión y la innovación". Aunque entiende que este tipo de experiencias pueden resultar muy costosas para el Estado "sí veo factible el hecho de implantar sistemas de educación que posibiliten la reflexión, el estudio de idiomas de calidad y un mayor contacto con el mundo globalizado", finaliza.