"El evento más importante del último siglo para la ciudad". Así definió la exalcaldesa Rosa Valdeón el proyecto de rehabilitación del Castillo el día de su inauguración, en 2009. Siete años después -cerca de ocho millones de euros invertidos y más de 30.000 metros cúbicos de materiales retirados- el alcázar de la ciudad presenta un aspecto algo diferente al que se imaginó cuando comenzó un ilusionante proyecto en el año 2005. El que fuera el plan estrella de la capital ha pasado a un segundo plano en los últimos años.

Actualmente, la maleza se abre paso en uno de los principales reclamos turísticos de la ciudad. Desde la entrada, las malas hierbas ya pueblan la edificación. Los caminos laterales, que permiten distinguir la composición de la muralla, están cubiertos por la presencia de vegetación a izquierda y derecha.

Dentro del monumento la situación empeora y la maleza impide vislumbrar algunos de los principales argumentos históricos del Castillo. Desde la altura, la situación es similar: la falta de mantenimiento ha hecho proliferar algunas hierbas que ya se han secado. Por último, el agua estancada en una parte del foso ha favorecido la diseminación del follaje. Todos estos argumentos contradicen el planteamiento inicial para el proyecto del Castillo, pensado como museo al aire libre y principal reclamo turístico.