La bravura es la principal característica del encaste Domecq, el predominante en la ganadería taurina, dijo ayer en Zamora Juan Pedro Domecq, la cuarta generación de tan prestigioso hierro.

-¿Qué es un encaste taurino?

-Una combinación de comportamientos para crear una forma de embestir, la bravura. Se van creando a medida que uno prioriza unos factores morfológicos o genéticos.

-¿Cuál es el origen del encaste Domecq?

-Tiene una parte de Veragua, otra de García Pedrajas y otra del Conde de la Corte, Vistahermosa y Parladé.

-No es solo su ganadería, sino que está en muchas más.

-Sí, las de otros ganaderos que han comprado a mi abuelo o sus descendientes animales. Y como han vendido muchas ganaderías y a distintas divisiones familiares han hecho que esté presente en las ganaderías más importantes de la cabaña brava.

-La bravura es importante. ¿Qué otras características?

-La morfología, el aspecto físico del toro. A cada uno le gustan más unas u otras formas.

-Sus toros tienen fama de gustar a los toreros.

-Sí, las figuras del toreo que quieren agradar al público y triunfar escogen lo mejor en cada momento. Y se lo hemos sabido dar.

-¿Cómo saber si un toro es bueno antes de que salga a la plaza?

-Eso es muy difícil. Pero después de ver muchos toros, la forma de embestir en el capote empieza ya a decir cosas. No todas, pero va dando información.

-El ideal, supongo, que le indulten un toro como ocurrió hace poco a otro ganadero.

-Es el sueño de todo ganadero, que un toro por su bravura y porque el público así lo decide gane su vida. Aparte de bonito es la participación del público en la ganadería, el futuro de la fiesta.

-¿Por qué se caen los toros, o ya se caen menos?

-Se caen infinitamente menos. Las exigencias de volumen hoy son muy importantes, el toro tiene que tener muchos kilos, para eso tiene que desarrollar el músculo y muchas veces no le da tiempo en un año a desarrollarlo. Es una alimentación muy compleja, porque el toro come lo que quiere el último año, no están acostumbrados y han de desarrollar el apartado digestivo para adaptarse a ello y el físico para moverlo. Se ha hecho un trabajo muy importante para mejorar.

-¿Cómo está viviendo la fuerte corriente antitaurina?

-Con preocupación, pero con cierto optimismo y muy involucrados en la defensa de una especie única que sin el toreo no existiría. La inteligencia humana ha hecho que esta especie evolucione y que haya una cultura en torno a ello. Nosotros exigimos libertad y respeto. Que se fijen los antitaurinos en la cantidad de gente que no come y así la sociedad evolucionaría, no en si en un animal dicen que sufre o no sufre con total desconocimiento.

-¿Quién está ganando la batalla de la opinión pública, los contra o los pro taurinos?

-Yo creo que al final los protaurinos, porque es la verdad, es la cultura que es lo que hace que uno se sienta persona. Lo otro es protestar por protestar. Hay que defender a los animales pero siendo animales, porque hay una diferencia muy importante entre los animales y las personas, que es lo que quieren confundir, y responder a intereses espurios y al final económicos de defensa de un negocio que son las mascotas. Eso defienden, un negocio, nosotros defendemos a las personas, la cultura y la libertad.

-Están en puesto de privilegio en el escalafón, pero, ¿es fácil rentabilizar una ganadería brava?

-Yo he reducido casi a la mitad la ganadería que tenía mi padre. Al final hay que adaptarse a los tiempos a los que uno le toca vivir y vivirlos. Esas son las realidades. No hay que ampararse en tiempos pasados, uno tiene que adaptarse y aprender.

-¿Les van a quitar la PAC?

-Era otra de esas ideas. Los políticos han perdido el proyecto y en lugar de defender a las personas parece que defienden más a los animales.

-¿Hay política tras la polémica por la fiesta?

-Es utilización porque no había ningún vehículo para defender a la fiesta. Hoy sí, existe la Fundación por el Toro de Lidia. No van a poder con ello porque defiende algo que tiene fondo y peso y no ideales banales.