El servicio de Sanidad Ambiental de la Junta de Castilla y León ha adjudicado a Laruex-Universidad de Extremadura por 2.900 euros el estudio técnico para la determinación de la radiactividad en el agua. Se trata de hacer un muestreo del aguas subterráneas utilizadas para consumo humano en la región con el fin de dar cumplimiento a lo que determina la denominada Directiva 2013/51/Euratrom del Consejo de Europeo, con transposición a un Real Decreto de la legislación española de este mismo año.

Laruex es el laboratorio de Radiactividad Ambiental de la Universidad de Extremadura, experto en la realización de ensayos para la medida del contenido radiactivo y emisión de informes acreditados.

La ingestión de agua es una de las vías de incorporación de sustancias radiactivas al cuerpo humano, señala la directiva europea. La contribución de las prácticas que implican un riesgo derivado de las radiaciones ionizantes a la exposición de la población en su conjunto "debe mantenerse en el valor más bajo razonablemente posible". Vista la importancia para la salud humana de la calidad de las aguas destinadas al consumo humano, "es necesario establecer unas normas de calidad a nivel comunitario que tengan una función indicadora y prevean el control de su propio cumplimiento".

Valores

Los valores paramétricos no deben ser considerados como límites, explica la directiva europea. En caso de incumplimiento de un valor establecido como parámetro en el control del agua destinada al consumo humano, el Estado miembro interesado debe estudiar si dicho incumplimiento supone un riesgo para la salud humana que exige la adopción de medidas y, si es necesario, deberá adoptar medidas correctoras para mejorar la calidad del agua hasta situarla en un nivel que cumpla los requisitos de protección de la salud humana desde el punto de vista de la protección radiológica.

El documento explica que teniendo en cuenta la gran variabilidad geográfica de la presencia natural de radón, la Comisión ha adoptado una recomendación que aborda la calidad del agua destinada al consumo humano por lo que respecta al radón y a los productos de desintegración del radón de vida larga. Es apropiado incluir estos radionucleidos en el ámbito de aplicación de la mencionada directiva.

La unidad de referencia utilizada para medir la radiación es el becquerel o becquerelio (símbolo Bq). Es una unidad derivada del Sistema Internacional de Unidades que mide la actividad radiactiva.

Los elementos para los que se determinan las cantidades son el radón, aunque el valor que se fija, de 100 becquerel por litro puede ser superado por los países miembros. El mismo valor se establece para el tritio. "Unos niveles de tritio elevados pueden ser indicio de la presencia de otros radionucleidos artificiales. En caso de que la concentración de tritio sea superior a su valor paramétrico, se requerirá un análisis de la presencia de otros radionucleidos artificiales", señala la Directiva.

Por otra parte, un grupo de operarios están midiendo estos días en las calles de Zamora la radiación que producen las antenas de telefonía móvil situadas en azoteas de edificios de la capital, para comprobar si se cumplen los parámetros legales.