La sociedad evoluciona y con ella el periodismo y la relación entre los grandes personajes a los que encumbran las revistas de la crónica social y quienes cuentan esas historias. "En los años cincuenta resultaba muy sencillo acceder a ese mundo pero hoy no es así, es imposible la convivencia entre periodista y personaje, solo nos acercamos cuando vamos a hacer una entrevista, pero no seguimos esa amistad que podía haber antes. Incluso ponemos distancia. Pero en el pasado estar en su círculo de amistad podía significar la única oportunidad para comer", reflexiona Nieves Herrero a raíz de su última novela, "Como si no hubiera un mañana".

Dos años después de acudir al Club LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, la periodista madrileña regresó a la ciudad para presentar la historia de amor entre dos personajes que a mediados de los años cincuenta estaban en lo más alto de sus respectivas carreras: Ava Gadner en el cine y Luis Miguel Dominguín en el toreo.

"Yo estaba metida en otro proyecto, pero me enseñaron una fotografía de esa pareja, tan atractiva y tan fuera de serie, y resultó que daba para una buena historia", resume sobre los primeros pasos de su trabajo, sobre el que reconoce que su experiencia como periodista ha sido fundamental para tejer la novela. "Sin las familias y la gente que me ha ido aportando anécdotas hubiera sido un libro más, que se habría hecho solo con consultar documentación. Pero yo quería que hubiera eso que no está en los libros, las anécdotas que algunos todavía te lo cuentan de viva voz", como en el caso del fotógrafo taurino Paco Cano, conocido como "Canito". Un arduo trabajo do dos años que reconoce que incluso le dejó secuelas físicas. "Terminé con codo de tenista y las muñecas con esguinces", apunta sobre este proceso creativo.

"Lo suyo fue un auténtico flechazo, un verdadero cuento de hadas, aunque apenas se pudieran comunicar, porque Ava Gadner no sabía español y Dominguín tan solo tenía conocimiento de unas cuantas palabras de inglés", apunta. Según Herrero, a pesar de las diferencias, tenían vidas paralelas. "Ambos procedían de familias humildes. El padre de ella trabajaba en una plantación de tabaco y estudiaba para ser secretaria, pero cuando fue a visitar a una hermana a la gran ciudad, su cuñado expuso una fotografía suya en un escaparate y le sobrevino el éxito, tras transformarla en una gran estrella hasta el punto de que no era capaz de reconocerse en el espejo", resume. Por su parte, la familia Dominguín luchaba por hacerse un hueco en el toreo. "Aunque su padre triunfó, en la Guerra Civil emigraron a Portugal y luego a América. Eran expertos en comenzar de cero", valora.

Sin embargo, la novela va mucho más allá de esta historia de amor. Como en sus anteriores novelas con personajes reales, la periodista pretende retratar el contexto que rodea al relato. "En esos momentos, mediados de los años cincuenta, España estaba despuntando de la miseria, comenzaba a haber mucho más alegría de dinero", describe. "No solo quería contar una historia de amor, sino que siempre intento que mis libros se acerquen a la novela costumbrista", admite. Y las décadas de los cuarenta y cincuenta parecen ser un buen comienzo para sus novelas. "Me he dado cuenta de que me siento fascinada por aquellas épocas en las que no he vivido", observa.

El éxito de Nieves Herrero como escritora parece ir mucho más allá de las páginas de sus libros y si su anterior novela, "Lo que escondían sus ojos", ya está en proceso de post producción para su inminente estreno en la televisión -con Blanca Suárez y Rubén Cortada como protagonistas de la historia de amor entre Sonsoles de Icaza y el ministro Ramón Serrano Súñer- la periodista revela que una productora ya está interesada en llevar a la pantalla esta apasionada historia de amor de dos años entre "dos fueras de serie".