La Audiencia Provincial acaba de condenar por denuncia falsa al administrador de una empresa a pagar una multa de 6.750 euros porque trató de eludir la responsabilidad derivada de la firma de cuatro pagarés de 30.500 euros cada uno, que vencían en distintas fechas entre julio y noviembre de 2008. El procesado presentó una querella contra quién debía cobrarse ese dinero, su cuñado, y contra quien fue el contable de sus empresas quien le consiguió un préstamo por 122.000 euros.

Los informes periciales que aseguran "la autenticidad de la firma" sirven a la Audiencia para justificar la condena. El ahora condenado, de iniciales J.A.N.S., acusó a ambos de haber falsificado su firma, extremo que pudo comprobarse durante el juicio celebrado en la Audiencia que no era cierto, que la rúbrica de los pagarés "no sido alterada y pertenecía al querellante".

El procedimiento juzgado por el Tribunal provincial, iniciado con una querella interpuesta el 20 de marzo de 2013, tiene su origen en otra causa impulsada por el ahora condenado para acusar de apropiación indebida y falsedad documental al trabajador de una entidad financiera que era el contable de sus empresas -una cantería y otras del sector de la construcción- que le prestó 122.000 euros. Para evitar el descuadre de ese dinero en la entidad de ahorros y acciones penales por el impago de la deuda, el ahora condenado pidió a su cuñado que ingresara los 122.000 euros en su cuenta y le emitió los pagarés que después denunció como falsificados. La Audiencia absolvió al contable y el familiar del empresario, puesto que se acreditó que "la firma obrante en los pagarés eran de puño y letra" de el querellante, administrador único de la empresa de cantería.

El cuñado nunca llegó a recuperar el dinero, ya que los pagarés vencieron sin que pudiera cobrarlos, por lo que denunció al empresario. En el último juicio celebrado en noviembre en la Audiencia volvió a demostrar que los pagarés los había firmado el empresario.

En la sentencia se condena al empresario a correr con los gastos de defensa de su cuñado en el pleito promovido para demostrar que la denuncia interpuesta por el empresario era falsa.

El otro perjudicado, el contable de la empresa, también ha tenido que afrontar gastos para defenderse, por lo que ambos reclaman que el empresario que acaba de ser condenado por denuncia falsa abone los honorarios de sus respectivos abogados.