El acuarelista Satur Vizán presenta una amplia colección de obras en la exposición "Análisis interior" que se puede ver estos días en la galería de arte Espacio 36-Ángel Almeida. En ella el artista presenta interesantes obras centradas en interiores de la ciudad y aborda temáticas novedosas.

-¿Por qué fiel a la acuarela?

-Empecé con el óleo como la inmensa mayoría de los pintores, pero en un momento determinado descubro la técnica de la acuarela, cuando tengo unos 18 años, y me fascina por las trasparencias y por la manera de ser ejecutada. Es una técnica que me permite trabajar con mucha rapidez y como mi carácter es inquieto, las esperas me resultan complicadas. Además, la acuarela te ofrece la posibilidad de investigar mucho. Yo creo que la acuarela, en cierta medida, todavía está en pañales.

-Y ¿es una la hermana pequeña de la pintura?

-Es un grave error porque se trata de una técnica que los grandes nombre de la pintura han utilizado y les ha llamado la atención en algún momento, desarrollándola más unos que otros pero todos se han dado cuenta de las posibilidades que tiene, que son muchísimas. La acuarela hay que investigarla y abordarla día a día. Yo llevo casi 40 años trabajándola y el resultado se ve en esta muestra.

-Tras cuatro años sin exponer en solitario, realiza un guiño a la ciudad más en concreto a los interiores de edificios muy emblemáticos.

-La inmensa mayoría de las obras que exhibo tienen una gran luz. Creo que todo pintor persigue y es perseguido por la luz. En mi caso, y por la técnica que utilizo, la luz es fundamental casi hasta obsesionarme con ella, de tal manera que en la ciudad, que tiene una luz muy especial, me encuentro con espacios que me brindan la posibilidad de indagar mucho en el ámbito de la luz. Esta luz se plasma en mis espacios, aunque sea la artificial, la luz eléctrica. A raíz de la muestra organizada con motivo del 200 aniversario del nacimiento de la Diputación, conozco en profundidad su antiguo palacio y compruebo las distintas posibilidades de sus múltiples espacios y me he decidido incluirlos en mi producción. Con la Catedral me sucede lo mismo. Es un templo que visito mucho, que tengo muy escudriñado y llega un momento en que quieres representarlo y llevar su atmósfera a un cuadro.

-Y elige puntos con grandes contrastes de luces.

-En una obra pinto la arquería y el altar mayor, que está más iluminada, y existe una gran diferencia de atmósfera y de luz, mientras que en otra pieza, cobra protagonismo la rejería, donde me centro más en el efecto que se logra a través de la luz que accede por el cimborrio y que llega a anular parte de la rejería con el contraluz.

-El leitmotiv de su trayectoria ha sido el paisaje urbano, donde plasma la figura en su medio.

-Sí, sin duda lo he abordado en mi carrera y en la muestra presento una serie de tres obras que están relacionadas entre sí y que está envuelta en una armonía de formas y de colorido.

-Apuesta por formatos pequeños donde hace un guiño a las infraestructuras que nos rodean. ¿Por qué?

-Me surgió la idea un día que hice kilómetros con el coche. En ese viaje hago una serie de tomas en la que capto cómo se va comportando la luz a lo largo del periplo. Es una serie hecha desde que inicio el viaje hasta que regreso. También en la exposición presento la naturaleza, la gran fuente y donde está la mayor riqueza de tonalidades. La toco porque me siento sensibilizado ante ella. También presento distintas vistas de la ciudad, momentos estacionales, donde también tiene su importancia la luz. Recorro mucho la parte antigua de la ciudad y el Mirador del Troncoso es maravilloso, quizá los pintores lo observamos todo de una manera distinta.

-¿El pinto tiene que observar mucho antes de tomar el pincel?

-Muchísimo, creo que, salvo las horas en las que duermes, toda tu existencia es observación para poder plasmar lo que ves en la obra.

-Fija su atención en el antiguo palacio de la Diputación reclamado por algunos como sede un museo de artistas zamoranos.

-El planteamiento es interesante. Me gustaría que ese noble edificio albergara un museo con todas las garantías. Sería una manera de conocer el inmueble y sería un atractivo más para que los turistas quisieran conocer la ciudad. Todo lo que esté relacionado con el mundo del arte es muy importante. Además, es necesario que Zamora tenga un movimiento cultural para evitar que se convierta en una residencia maravillosa.