"La película que quieres ver. La realidad que quieren que olvides". Así de contundente es el eslogan que pedía financiación para "B", la película sobre la confesión de Bárcenas, que logró salir adelante gracias a una campaña de "crowdfunding". La cinta, el primer largometraje del director navarro David Ilundain, se estrenó el viernes en Zamora ante más de doscientas personas en una de las novedades de la segunda edición de Muestra Ciudad, que contó además con un coloquio entre el público, el periodista Ernesto Ekaizer y el propio Ilundain.

-Ahora que la corrupción sale todos los días en periódicos, radios, televisiones? ¿A los ciudadanos le quedan ganas de ir al cine a ver películas sobre ello?

-Yo creo que sí, porque el cine te aporta algo diferente a la información de los medios. El relato no es el mismo, porque en un telediario o en Twitter te cuentan muchas cosas en muy poco tiempo y las noticias se sepultan unas a otras. El cine es distinto porque te centras en ver algo durante noventa minutos.

-La campaña en la que pedía financiación con el reclamo: "Bárcenas reunió 200.000 euros para salir de la cárcel en 48 horas. Nosotros buscamos 50.000 en 40 días" fue un éxito. ¿Fue duro el proceso?

-No podemos engañar a la gente ni ir de "undergrounds". El proceso de crowdfunding es duro, sobre todo para una película, porque es algo muy caro. El problema está en cómo das a conocer que existe algo que puede interesar a la gente en un libre mercado que no es tan libre en realidad. Estamos en un proceso de cambio para buscar cómo contar cosas que no son las habituales en los cines y poder sobrevivir. Debemos conseguir un sistema sostenible para las cintas pequeñas que no son tan comerciales, pero que sí tienen público, como se ha demostrado en este caso.

-De hecho, es por esa demanda popular por la que la cinta llega a Zamora.

-El apoyo de la gente fue fundamental antes y después. Durante casi seis meses intentamos sacar adelante la película al estilo tradicional buscando apoyos en televisiones y ayudas públicas, pero nadie quiso embarcarse en el proyecto y no nos quedaba otra opción. Al final, la respuesta del público ha sido el mejor valor de "B" tanto en las salas como en las redes sociales.

-Al margen del contenido de la obra, su película es también una novedad por el tratamiento a caballo entre el documental y la ficción basada en la obra teatral "Ruz-Bárcenas", escrita por Jordi Casanovas y dirigida por Alberto San Juan en el año 2014.

-Aunque el guión lo firmo yo, tuve un contacto continuo con Jordi Casanovas y finalmente decidimos quedarnos con una versión en la línea con la obra teatral: muy fiel al origen y muy arriesgada al encoger una declaración judicial de cinco horas siendo completamente fiel a ella. Hemos trabajado con un código hiperrealista en la línea roja entre el documental y la ficción. Nadie podía estar en aquella sala y nadie ha podido ver lo que sucedió allí, pero tenemos el texto real de lo que dijo y lo que hemos hecho es trabajar con actores para recrearlo.

-Ese género híbrido apenas se ha explotado en estos temas.

-En nuestro caso era la mejor opción y era incontestable que tenía que ser así. Lo que ocurre en la película fue lo que pasó en la sala, literalmente y sin suposiciones y eso hace que la gente aborde la película con mucho respeto. Puede gustar más o menos, pero nadie nos ha acusado de manipulación. El espectador tiene que hacer un cierto acto de valentía al ir a ver algo tan novedoso, pero nadie se levanta o se va porque sea difícil de entender, ya que queremos que sea accesible para gente que no sepa mucho de política o de cine.

-Desgraciadamente, en España tenían muchos casos de corrupción de todos los colores políticos para llevar al cine. ¿Por qué Bárcenas?

-Podíamos haber hecho una serie de todo el abecedario con iniciales: "P" de Pujol, "R" de Rato... Yo no elijo en exclusiva a Bárcenas porque la obra teatral estaba ya montada, pero está claro que él tiene varios extras cinematográficos, como es el hecho de que confiesa lo que hasta entonces decía que era mentira y, también, porque es un gran personaje. Es un tercero de a bordo que de repente se convierte en el centro de atención porque destapa la podredumbre que recorría lo que parecía un sueño de éxito. Narrativamente es brutal, porque además Bárcenas tiene muchos más prismas: tiene un núcleo familiar sólido, es religioso, le gusta la montaña? Y no es el prototipo de persona adinerada por nacimiento sino que empezó en el partido con 23 años y ha acabado teniendo 48 millones de euros en Suiza? Todo eso se suma a que sus papeles manchan a todo el Gobierno actual. Lo tiene todo para conseguir una historia potente.

-Con casos como este o con la confesión o la supuesta de Correa, que se produjo anteayer, ¿la realidad ha superado a la ficción?

-Ojalá la película abriera una brecha y el cine se comenzase a considerar una forma más de contar realidades políticas. El documental me encanta, pero parece que no somos capaces de ver uno sin fijarnos en quién lo ha pagado para dudar de lo que dice. Es muy difícil verlos sin el prejuicio de "esto lo cuentan porque lo paga X. ¿Por qué no hacen otro sobre??". La ficción es más amable en ese sentido porque nadie está tan a la defensiva, aunque haya "hooligans" que no son capaces de ver más allá de su equipo o de su partido político. Lo de Correa es espeluznante y corrupción y democracia son conceptos incompatibles. Que no haya nada de corrupción es imposible, pero no hablamos de eso sino de tramas muy sofisticadas y muy arriba en la pirámide de poder. Es como tener el edificio lleno de termitas que cuando quieres darte cuenta han podrido la estructura y está a punto de caerse.

-La cinta ha generado una gran polémica que la ha dado a conocer, pero que también ha hecho que algunas salas decidan no emitirla. ¿Perjuicio o beneficio?

-Nos ha perjudicado, porque cuando haces un planteamiento y decides gastarte el poco dinero que te queda en distribuir la película y no consigues estar en todos los que pretendías es una faena. Un cine es muy dueño de decidir qué poner o no, pero es que nadie nos decía "no me gusta" o "es muy mala" sino que las razones eran otras. Entonces sí te mosqueas porque te das cuenta de en qué país vives cuando ves que prefieren no poner tu película "para no meterse en problemas". ¿Qué problemas pueden tener por poner una simple película? No tiene sentido. En Francia, Inglaterra o EEUU salen películas de temas actuales que caracterizan a políticos y no pasa nada. Tenemos que madurar y sacarnos ese miedo que tenemos tan metido en el cuerpo. Que cada uno vea lo que quiera y decida si le gusta o no, pero tenerle miedo a una película es un síntoma de enfermedad democrática poco entendible.

-¿Ha recibido comentarios por parte de algunos dirigentes del PP que se mencionan en la película para decirle que algo es falso o inexacto?

-No, pero me encantaría. Si el PP defiende la tesis oficial de que Bárcenas les robó, lo mejor sería que fueran a verla y dijeran qué les parece. A mí nadie me ha hecho llegar ningún comentario, pero es difícil que alguien nos diga que es inexacto o que no se corresponde con la verdad porque el texto está grabado y lo único que hacen los actores es reproducirlo de manera magistral. Puedes decir que Bárcenas miente, pero no que lo hace la película.

-¿Se imagina ganando algún premio académico como los Goya con una película tan polémica y, sobre todo, tan política?

-Soy novato y no sé muy bien cómo va esto, así que me imagino que todo el mundo se votará a sí mismo porque su trabajo le parece lo mejor (risas). Supongo que los académicos tengan sus preferencias y voten lo que más les guste, no lo sé, pero espero que haya un reconocimiento contundente al trabajo que han hecho los actores de esta película, que me parece muy difícil de igualar en cuanto a dificultad. La cosecha del cine español de este año es magnífica y hay un gran trabajo de los profesionales, pero, honestamente, lo que hacen Pedro Casablanc y Manolo Solo me parece inmejorable porque parten de un texto que no es ni tan siquiera ficción. No sé hasta dónde habrán llegado otros, pero ellos han subido al Everest.

-El eslogan de la película es una simple pregunta: "¿La verdad no cambia nada?". ¿Cuál sería su respuesta?

-Yo creo que sí. La verdad siempre sirve porque, si no, no habría hecho esta película. Todas las gotas erosionan la roca, otra cosa es saber cómo de grande es o de qué material, si queremos cambiarla del todo o solo un poco? Podemos creer que la verdad ha cambiado las cosas lo suficiente o no, pero que no sirva para nada es mentira. Ojalá el sistema democrático vaya madurando para que la fuerza de la verdad sea cada vez mayor.