-El cardenal Cañizares acusó a refugiados e inmigrantes de estar invadiendo Europa, palabras por las que pidió perdón, pero ¿cómo le han sentado?

-Él mismo ha perdido perdón y ha dicho que él está unido a las personas que más sufren. No enjuicio lo que ha dicho pero es claro que la línea de los obispos y del Papa Francisco es clara: acogida incondicional a las personas más allá de sus circunstancias, de sus condicionamientos y de su credo. Para nosotros las personas son personas, vengan de El Congo, vengan de Siria, sean creyente o no creyentes. Tendrán las puertas abiertas de la Iglesia y de Cáritas.

-Usted iba hoy a conocer la realidad Siria sobre el terreno, ¿es dónde ahora es más necesaria la ayuda?

-El viaje se ha aplazado porque no pueden garantizar nuestra seguridad. Ahora mismo la ayuda más urgente es la que se necesita en Siria, Jordania, Libia y Grecia, Macedonia y Serbia, donde están los grandes campos refugiados y el gran sufrimiento de la población. Entendemos que los 15.000 refugiados que van a venir a España van a tener las condiciones jurídicas y atención social igual que otros refugiados. Tendrán el estatuto de refugiado y la red social de protección del refugiado, que tiene una ayuda económica de 30 euros al mes y diez por hijo a cargo; una ayuda a la vivienda, así como ayuda social y legal. No es lo más óptimo, pero es lo que tenemos desde hace tiempo y ha ayudado a muchas personas a incluirse.

-La cuota de cada país, ¿qué le parece?

-Hemos perdido la perspectiva global. Estamos hablando de una cuota de reparto de dos millones de refugiados y parece que somos los más solidarios del mundo cuando hay 12 millones de desplazados. La UE está externalizando fronteras, dando millones de euros para que los refugiados no vengan hacia Europa. Se trata a las personas como números y la mayoría de políticas europeas tienden a una no cooperación con los países del sur, desde Congo a América Latina.

-La organización de la venida de los refugiados a España. ¿Cómo la analiza?

-En España está siendo de una manera lógica porque la responsabilidad del refugio la tiene el Estado, pero hay dificultades con la UE en el qué, cuándo y desde qué campamento. Ese proceso es muy lento. La primera cuota de refugiado se aprobó antes del verano y todavía no han llegado por la burocracia y la voluntad política.