Un viejo sofá en la planta noble de la Casa de las Panaderas que da acceso al salón de Plenos y a la Alcaldía ha sido el testigo mudo de las últimas décadas del Ayuntamiento de Zamora. En él han aguardado turno visitas ilustres, simples ciudadanos y, sobre todo, periodistas. El paso del tiempo había dejado desvaído el verde original y los asientos se encontraban hundidos, debido al peso de la historia y de sus sucesivos y múltiples ocupantes. El nuevo equipo de Gobierno ha acordado ahora remozarlo y vestirlo de rojo, o, como ellos mismos describen, cambiarlo a colores "más vivos y acordes con la nueva coyuntura municipal".

La redecoración del sofá y los dos sillones a juego ha costado 2.000 euros, un gasto que el alcalde de Zamora, Francisco Guarido, no considera "superfluo sino necesario". La partida se ha descontado del ahorro en protocolo. Guarido, el primer alcalde de IU en la capital, ha querido ser el primero en probar la firmeza del asiento "que le permita aguantar en pie, si es posible, otros tantos años". Las esperas, ahora, en el Consistorio, tendrán como telón de fondo, el rojo bermellón, un color clásico en decoraciones institucionales que tendrá que demostrar, su resistencia al tiempo y a las veleidades de los protagonistas de la vida municipal de Zamora.