Corría el año 2006 y Rafael Moneo visitaba la capital con su proyecto estrella: convertir el Castillo en un espacio semiacristalado para albergar el Museo Baltasar Lobo. La noticia, por la inversión en dicha obra y por el traslado de las aulas que allí existían, no sentó muy bien a los alumnos de la Escuela de Artes, que aprovecharon la cita para tomarla contra el coche oficial a la salida de Antonio Vázquez del Ayuntamiento de Zamora.