La Organización Impulsora de Discapacitados (OID) ha querido mostrar su descontento con las protestas llevadas a cabo por los empleados de la ONCE, a los que ha dirigido una misiva en la que asegura que "hay cabida para todos y nunca será bastante la ayuda que seamos capaces de general para los discapacitados españoles". La OID sale al paso de las críticas de los empleados de la ONCE en las que se les acusa de apropiarse de su sorteo y vender unos cupones que consideran ilegales. En este sentido, la OID asegura que "creemos que este conflicto no es contra nosotros, sino frente a su propia organización que concede la venta del cupón a estancos, bares o gasolineras, entrando en competencia desleal con sus propios trabajadores". Igualmente, este colectivo asegura que da sustento a 4.000 familias discapacitadas, muchas de ellas en claro riesgo de exclusión social "a las que el Estados no nos permite dar de alta en la Seguridad Social, y a los que la policía acosa, incauta boletos y hace la vida imposible". En este mismo sentido, la Organización Impulsora de Discapacitados entiende que "no somos nosotros los que estamos poniendo en riesgo los puestos de trabajo de los vendedores de la ONCE".

El colectivo dice no sentirse identificado con el lema de la campaña contra el juego irregular ya que estas prácticas "no son ilegales y lo que debería es estar regulado". La OID entiende que el juego de ambos colectivos es el mismo "solo que el monopolio establecido por el Estado a favor de la ONCE discrimina a los discapacitados físicos, intelectuales y sensoriales frente a los invidentes, no dejándoles vender los boletos por falta de autorización administrativa". La asociación exige al Gobierno que reforme la ley del juego e insta a que "se inicie un camino de diálogo entre ambas entidades para poder resolver la situación y nuestra normalización como asociación".