Desde el reciente inicio de verano ya es la segunda ola de calor que sufrimos en toda la Península. Ayer ya se alcanzaron las máximas esperadas de 38 grados, y aunque a partir de hoy se producirá un ligero descenso, el calor seguirá causando estragos durante varios días.

Las rutinas cambian durante la estación estival y a eso hay que añadirle el calor. Esta combinación es el caldo de cultivo perfecto para que hombres y mujeres experimenten cambios psicológicos durante el verano.

Los expertos en este campo resaltan cuáles son las consecuencias más preocupantes de estas alteraciones en la rutina: apatía, decaimiento, astenia: malhumor o incluso agresividad. Todo esto lo explica perfectamente la psicóloga María Dolores Álvarez, que acostumbrada a ver estos problemas en sus pacientes, aclara los riesgos psicológicos de esta estación. "Para los seres vivos el calor es sinónimo de vitalidad, las plantas crecen y dan frutos, los animales se aparean... pero las personas somos más complejas".

En las calles de Zamora, muchas personas tienen que soportar que en verano los termómetros alcancen la treintena, pero la situación se complica en días como hoy, cuando esa cifra se supera. Camareros, albañiles o barrenderos, no tienen la ventaja del aire acondicionado, por eso son ya más que expertos a la hora de paliar la sensación de sofoco. Como Nacho, un camarero que atiende la terraza y que tiene experiencia en lo de pasar calor. Al igual que otros muchos trabajadores, trata de beber agua, buscar con asiduidad la sombra o llevar ropa fresca. Así evitan de algún modo los estragos físicos del astro, pero lo que tal vez se deja más de lado son los riesgos que se corren a nivel psicológico.

"El ser humano está fuertemente influenciado por el mundo exterior, pero no lo pueden disfrutar si su interior está debilitado", explica la doctora Álvarez. Efectivamente, las personas con tendencias depresivas viven peor el calor. Muchas deciden irse de vacaciones a zonas cálidas para alcanzar un bienestar que puede que no llegue. "Se trata de un autoengaño, ya que es difícil conciliar un estado de ánimo dañado, con la vitalidad de las vacaciones aunque tengamos dinero, coche y una casa en la playa".

Las altas temperaturas también afectan de forma diferente a cada individuo dependiendo de su personalidad. Una persona muy vital podrá disfrutar del ambiente o del tiempo de ocio. Sin embargo, alguien con un aspecto pulsional agresivo, puede notar como ese rasgo aumenta con el calor y pueden estar más irascibles.

Está demostrado que el calor ralentiza la actividad mental y provoca pasividad y cansancio. "En zonas geográficas muy cálidas, suele existir una actitud más pasiva y más relajada. Del mismo modo, también se ha comprobado que las épocas calurosas animan a pasar tiempo con la pareja, así lo cuenta María Dolores, que explica que es un periodo en el que la atracción física es más fuerte y "somos más receptivos a la hora de encontrar una pareja".

Por todo ello es aconsejable cuidarse física, pero también mentalmente y así poder disfrutar de la vitalidad y del tiempo de ocio que el verano nos deja.