Aunque hoy las temperaturas han dado tregua en la provincia zamorana, la Agencia Estatal de Meteorología prevé la llegada de una nueva ola de calor. Esta situación se empezará a notar especialmente a partir de mañana volviéndose a superar los 35 grados.

Los cambios bruscos de temperatura no solo conllevan riesgo para la salud física, sino también para la mental. El agotamiento, la apatía, y la irritabilidad son algunos de los síntomas producidos por la exposición a temperaturas elevadas. Un panorama que afecta sobre todo a aquellas personas que trabajan durante las horas de más calor en plena calle; camareros, barrenderos, obreros o taxistas son algunos de los colectivos castigados por el calor. Como por ejemplo algunos de los técnicos que se encargan de la recogida del alumbrado de la Feria de Cerámica, o Nacho, un camarero que explica lo mal que lleva el calor y la frecuencia con la que tiene que beber agua para soportarlo. Ellos son solo unos cuantos de los muchos trabajadores que a falta de un sitio cerrado y con aire acondicionado, tienen que resignarse y esperar impacientes un descenso de las temperaturas.

Y aunque buscar sombra y mantenerse hidratados es lo más aconsejable para evitar los estragos del sol, a veces esto resulta complicado. Durante el verano las personas tienden a disminuir la actividad en el trabajo debido al estrés térmico, esto es, que la incomodidad producida por el calor tiende a agobiarnos y a malhumorarnos. Sin embargo, esta situación se da dependiendo de la personalidad de cada uno, según apunta la psicóloga Mª Dolores Álvarez, que explica que el calor hunde más a las personas depresivas y estimula el ánimo de las personas vitales.

Otro problema es la dificultad a la hora de conciliar el sueño, por eso es habitual sufrir insomnio durante las noches cálidas y su consiguiente sensación de cansancio y pérdida de concentración durante el día. Son ya muchos los estudios que relacionan psicología y clima. Se ha llegado incluso a demostrar que durante el verano aumentan los casos de divorcios, ya sea por el mayor tiempo de convivencia con la pareja, como por la agresividad provocada por el calor.

Totalmente distinto es el efecto de la luz solar. La exposición a este tipo de luz reduce el riesgo de depresión y anima al ocio y a la actividad siempre y cuando las temperaturas sean moderadas y se tenga una personalidad positiva.