La moda de hacerse selfis grupales le ha salido cara a más de un adolescente. La poca o nula profundidad de campo ofrece la longitud del brazo hace que haya que juntarse mucho para autofotografiarse con los amigos. Y juntar cabeza con cabeza es como ponerle una autopista sin peaje a los piojos. Farmacias y clínicas de desparasitación han notado un incremento de la demanda de soluciones para las liendres. Y entre los afectados ya no solo aparecen los niños, sino que cada vez más jóvenes se ven afectados por esta problemática.

La ESO es una etapa complicada. La revolución hormonal hace que las muestras de afecto puedan surgir en cualquier momento. Los abrazos se suceden a lo largo del día, pese a que haya pasado menos de una hora desde el último. Y qué mejor manera de mostrar al mundo ese amor fraternal que inmortalizándolo con una fotografía para Facebook, Instagram o Twitter. Es en ese momento, melena con melena, cuando los piojos encuentran vía libre para instalarse en una nueva morada. Ese es el instante del contagio.

Iván Nistal, benaventano instalado en Valladolid, posee una clínica de desparasitación y protección capilar. Ya ha escuchado hablar de la problemática que relaciona selfis y piojos. No le sorprende. "El factor principal del contagio de piojos es el contacto cabeza con cabeza. En una foto en la que se juntan varios adolescentes, si hay alguno afectado, esto tiene que ocurrir", asegura. En su clínica, franquicia de "Sin más piojitos", Nistal y Nerea Sierra utilizan una técnica importada de Estados Unidos que tiene "un 90% de éxito". Un tratamiento carente de sustancias químicas, natural e indoloro, en el que se divide el pelo por fases y se utilizan lendreras específicas para terminar con la raíz del problema y no vuelvan a poner huevos.

Los adolescentes, sin embargo, no son los únicos que se encuentran en el punto de mira. Siempre han sido los niños, los más pequeños, quienes han estado más expuestos y con más riesgo de contagio. Esto no ha cambiado. Sin embargo, la moda selfi ha llegado a todas las franjas de edad. Por esta razón, recomienda los expertos, hay que pensárselo dos veces antes de hacerse una autofoto, por ejemplo, con un hijo o un sobrino, ya que a partir de ahí puede producirse un efecto dominó.

Varias organizaciones educativas han lanzado ya el aviso -que no la alarma- sobre los peligros de la autofotografía en el entorno escolar. El objetivo es que los niños y adolescentes comprendan los riesgos que los selfis pueden entrañar en el aspecto higiénico, aunque sin descuidar el ámbito de la privacidad en Internet. Sin embargo, cuando el daño ya está hecho, comienza el baile de la búsqueda de soluciones.

Hay un momento en la vida de toda familia en la que uno de los niños se tiene que someter a ungüentos y barnices capilares, remedios "de la abuela", que poco o ningún bien hacen a la salud capilar. Los expertos siempre recomiendan, por esta razón, consultar con el médico o el farmacéutico. Es este último gremio, precisamente, uno de los que más ha notado este repunte de piojos en los últimos meses. "Siempre se piden remedios para este problema, pero últimamente es llamativo que los clientes explican que es para adolescentes", asegura un boticario.

Los parásitos son algo que han existido, existen y existirán siempre; pero no hay que subestimar su capacidad para sorprender a cualquier edad. Por ello, antes de hacerse un selfi, hay que pensar detenidamente que esa foto puede alcanzar muchos "retweets", pero más reproducciones puede conseguir un piojo.