Desde su amplia visión como politólogo y sociólogo, director de operaciones de Sigma 2, el zamorano Manuel Mostaza Barrios realiza un amplio análisis sobre el escenario político de España, con la sorprendente irrupción de Podemos, que cree que ha llegado para quedarse.

-Tras todos los análisis estadísticos que han hecho, ¿Podemos ha llegado para quedarse?

-Creo que ha llegado para quedarse, aunque es pronto para afirmarlo y ver qué papel jugará, dada la alta volatilidad del momento actual. El logro del 7% de votos en las elecciones europeas marca un antes y un después: de ser una opción que podría haber pasado sin pena ni gloria, como otras, se instala y está siendo capaz de capitalizar el gran descontento existente por la crisis tremenda y por los escándalos de corrupción.

-¿Cuál ha sido la clave?

-Sus líderes han sido capaces de meter en la agenda política la idea de la casta contaminada, de la que no forman parte, y que acabarán con ella. Es un poco el mensaje de la antipolítica: "yo vengo de fuera y no tengo nada que ver con estos políticos que se dedican al trapicheo y la corrupción". Su emergencia no es nada excepcional: en Grecia está Siryza; en Italia, Grillo; en Francia, Le Pen; y en Reino Unido, el UKIP. Lo raro es que en España PP y PSOE, los que han gestionado la crisis, no hubieran sufrido un castigo de este tipo. Europa está viviendo una muy profunda crisis, es un continente inseguro, envejecido y no tiene claro qué papel quiere jugar en el mundo, de ahí los populismos de izquierdas y de derechas.

-¿Por qué en España de izquierdas?

-Era lo normal porque la derecha sigue muy deslegitimada en algunos aspectos por la dictadura de Franco. Es una fuerza que hace una buena identificación de los problemas, los fija bien en la agenda política, pero propone soluciones que no son realistas, factibles, dice al ciudadano lo que quiere escuchar, porque no tiene experiencia de gestión y no tienen que confrontarse con la realidad. Los partidos, digamos serios, el PP y PSOE, no pueden comportarse así porque sí gestionan presupuestos, saben cómo se hace y que el dinero viene de un sitio u otro.

-La corrupción es uno de los factores que ha propiciado que surjan estas opciones políticas, ¿pero no se contradice con que el paro y la crisis sigan siendo lo que más preocupa al votante?

-Son el germen del populismo, y lo nutren, que aprovecha ese caldo. La gente está muy enfadada y eso sirve para hacer del sistema político el chico expiatorio con discursos como "la democracia está secuestrada por la élite", "no hubo transición". Las fuerzas populistas son capaces de presentarse como algo nuevo y no corrompido, por eso Podemos hace tanto hincapié en la corrupción, le está dando muy buen resultado. Es un discurso muy bien comunicado y desde fuera bien montado. Pero en España hay corrupción como en todas las comunidades humanas, no es mayor aquí que en otros países de Europa.

-Pero ese mensaje del sistema podrido se refuerza cada día con continuos escándalos políticos.

-Que salga en los medios de comunicación y esté en la agenda política significa que preocupa y que se persigue. Frente a la idea de la impunidad, hay exalcaldes, expresidentes de comunidades autónomas y expresidentes de clubs de fútbol en la cárcel. Es decir, la justicia actúa, pero en un Estado democrático y de Derecho existen garantías procesales, a las personas no se les puede meter en la cárcel solo porque alguien les señale.

-¿Podemos usa la corrupción como estrategia para captar votos?

-Se usa y por eso está todo el día en el debate político, es un elemento que desde el punto de vista de Podemos legitima su argumentación: "no solo hay una crisis económica, sino que el sistema está podrido". Es el argumento de todos los movimientos populistas en todos los países del entorno, que afirman que ellos vienen a acabar con la podredumbre. El discurso de la nueva y la vieja política es muy antiguo, en España se usa con la generación del 14, en 1914, con Ortega, que trata de impugnar el régimen de la Restauración. No hay tantos elementos novedosos en lo que estos movimientos plantean.

-Sin embargo, la irrupción de Podemos y esa crítica a la casta por ser parte de la corrupción ha permitido que la clase política se movilice e incluso que abandere medidas de transparencia y drásticas contra la corrupción.

-Los dos grandes partidos, PP y PSOE, tendrán que dar una respuesta a la ciudadanía frente al discurso de Podemos por la corrupción, como no permitir que los imputados vayan en listas, hacer planes anticorrupción, pero no comparto la idea de que gracias a Podemos se esté luchando más contra ella. Parte de la que está saliendo está ligada a los años del boom económico, siempre en años de bonanza hay más corrupción, es decir, no hay nada nuevo bajo el sol. Los grandes partidos tienen que reaccionar frente a este problema y los elementos fundamentales son un sistema judicial que funcione y medios de comunicación independientes, libres, y que permitan vigilar al poder, lo ejerza quien lo ejerza.

-Los jueces se quejan de la falta de medios para investigar, ¿síntoma de que el sistema no quiere airear la corrupción?

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