Con tan solo 27 años de edad, Sandra Ballesteros es quiromasajista desde hace nueve años, y lleva ejerciendo de osteópata pediátrica otros cuatro. No solo se dedica a los adultos, sino también a las embarazas y a los bebés para facilitar el parto y aliviar los consiguientes malestares de los recién nacidos.

-¿Qué es la osteopatía?

-Es una terapia natural que busca en el cuerpo una normalización de todas las estructuras. Es decir, darle movilidad a las articulaciones. Por ejemplo, si una persona tiene una curvatura en la columna vertebral, no es colocársela de nuevo a su posición original, sino darle elasticidad y que el cuerpo permanezca en el mejor estado posible. Para ello, primero hago masajes en los que relajo la musculatura. Después unas manipulaciones osteopáticas que, dependiendo del área, son de un tipo u otro. En una zona cervical o una lesión se haría el denominado "trust", que es recolocar la articulación con un golpe seco y preciso.

-¿Estas técnicas conllevan algún peligro?

-No, si lo sabes hacer, no. Hay que tener conocimientos importantes del cuerpo humano. Aunque a la gente les dé miedo ser manipulados de esa manera, en realidad es totalmente indoloro.

-¿Y el quiromasaje en qué consiste?

-Es simplemente trabajar la musculatura. Amasar los nervios, estirarlos. La osteopatía es un paso más profundo. El quiromasaje se realiza previamente a un tratamiento osteopático, y garantiza un mejor resultado. Bajo mi punto de vista, si sólo se hace una manipulación osteopática, es probable que se obtengan peores resultados.

-¿En qué ayuda la osteopatía a los bebés?

-Es igual que en los adultos pero llevada a un cuerpo más pequeño. La etapa infantil es la de crecimiento, maduración y experimentación del ser humano. Durante esta fase la osteopatía está muy indicada, porque puede aportar ventajas definitivas, puesto que el organismo del niño tiene una gran capacidad de adaptación y corrección. Dentro de los dos primeros meses de vida, la parte cognitiva del bebé se está desarrollando, y por ello es posible apoyar su progreso neurológico. Se debe trabajar de manera preventiva, para evitar que pequeños trastornos se conviertan en disfunciones en un futuro. Los recién nacidos suelen sufrir en el parto aunque éste sea un proceso natural. El cráneo de los niños a veces soporta demasiada presión porque la medicalización del parto provoca que el cuerpo no funcione naturalmente, al utilizar epidural o fórceps.

-¿Qué ocurre si se ignoran estos dolores?

-Si no se tratan estos malestares, puede llegar a tener consecuencias en un futuro, como problemas musculares en la espalda, de visión, entre otros trastornos. Los bebés a menudo están muy irritados y lloran para mostrar su incomodidad, y no siempre son cólicos, como suelen pensar los padres, sino que puede proceder de un parto traumático.

-¿Cómo les alivia esas presiones cerebrales?

-Les hago unas pequeñas manipulaciones, unos micromovimientos en todo el cuerpo. Empiezo siempre por el cráneo, liberando las tensiones del alumbramiento. Compruebo si las extremidades tienen movilidad, si la cadera tiene buena elasticidad. Siempre les doy pequeñas recomendaciones a los padres, como evitar utilizar el tacatá. Fuerza el niño a pasar la etapa del gateo, un momento fundamental en los bebés porque les ayuda a fortalecer la espalda, la psicomotricidad y la visión. También les enseño a hacerles masajes a sus hijos para que puedan estimular su aparato digestivo y sus articulaciones.

-¿Es necesario manipular las embarazadas antes del parto?

-La mujer naturalmente está preparada para dar a luz de forma natural, pero la osteopatía elastifica aquellos tejidos que durante nueve meses están sufriendo cambios. La terapia facilita ese proceso natural por el que están pasando, insistiendo sobre todo en la zona lumbar y en el útero, para que no tengan tensiones fasciales. De este modo el bebé tendrá un buen habitáculo. Por un lado, beneficia a la madre porque le quitas dolores en la zona lumbar, la hinchazón de pies, todo el cuerpo, y por otro lado, ayudas al bebé porque lo que siente ella, lo siente el recién nacido.

-¿Cómo reciben los padres estas técnicas "novedosas"?

-La gente está empezando a advertir que esta terapia funciona, y a aceptarlo cada vez más. Cuando los padres ven que sus hijos lloran noche tras noche, hacen lo que sea para aliviarlos. La primera reacción es llevarlos al médico, pero estos cada vez más recomiendan el uso de la osteopatía pediátrica. Es natural, no es nada químico, y les beneficia bastante. Compaginándola con la homeopatía les resulta muy ventajosa.

-¿Cree que en un futuro se extenderá su uso?

-Yo creo que sí. Mucha gente no entiende en qué consiste en realidad, pero cada vez se va extendiendo más su uso. La osteopatía es recomendable las primeras 24 horas de vida del bebé, que es cuando más sensibles son, y por ejemplo en Francia, nada más salir de maternidad, los padres llevan a los bebés al osteópata. Espero que dentro de unos años también sea así en nuestro país.