También en círculo, los Caretos de Grijó de Parada, bailaron enganchados unos a otros con sus bastones, con los cuales, además, intentaban atrapar los pies de muchos de los niños y mayores congregados en el desfile, los cuales reían o se escondían a su paso.

Más tarde, el turno fue para las agrupaciones nacionales. Los primeros fueron los Jurrus de Alija del Infantado de León, que, vestidos con pieles de animales y máscaras negras, portaban grandes tenazas y mazos con los que bailaban y saltaban a lo largo de la comitiva. Seguidos de estos, los asturianos de los Sidros y la Comedia de Valdesoto, llamaban la atención de los presentes con unas largas máscaras de piel con el rostro en tela roja, que capitaneados por un demonio, saltaban y bailaban con largos palos de madera.

Cerrando esta quinta edición del Desfile de la Máscara Ibérica, que en esta ocasión recaía en la capital, estaban los Boteiros de Viana do Bolo de Galicia. Esta agrupación contaba con varios personajes vestidos con llamativos trajes de colores y un gran tocado con flecos, que se acercaban y corrían entre el público presente. Acompañando a estos, estaba una comitiva de impresionantes tambores de madera, que con su fuerte sonido, ponía fin a una tarde de emoción, colorido, tradición y música por las calles de Zamora.

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