Del autor o autores de la Catedral de Zamora solo se conoce el origen. La procedencia francesa de los llamados obispos de la restauración de la diócesis -segunda mitad del siglo XII- y las soluciones constructivas adoptadas en el Templo Mayor prueban que los diseñadores del templo conocían la arquitectura de la antigua provincia de Poitou (su capital era Poitiers) situada al oeste de Francia. Y poco más. «No tenemos ninguna pista y es difícil que se llegue a encontrar algún día», reflexiona José Navarro Talegón. El catedrático toresano y el profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona Eduardo Carrero elogiaron ayer en la última sesión teórica del curso sobre románico de la UNED las «soluciones constructivas» de la Catedral, desde el cimborrio hasta los pilares cuadrados pasando por unas bóvedas de crucería «magistralmente trazadas».

Para Talegón, la primera y más importante novedad arquitectónica que plantea el edificio zamorano es el cimborrio. Uno de los mayores expertos en las catedrales del país y sus entornos, Eduardo Carrero, tildó la bóveda que remata el templo de «obra maestra» que inspiró las, a su juicio, «mal llamadas» cúpulas de la zona del Duero. «Copiaron la estructura de Zamora de manera que fue perdiendo su originalidad en cada nueva construcción», apuntó ayer el experto madrileño. De la capital fue plagiada la Torre del Gallo de la Catedral Vieja de Salamanca, aunque más apuntada y con dos tramos de ventanas. Después, en Toro con menos fidelidad. Por último, muy lejos del Duero, en Plasencia, un modelo alejado del referente inspirador.

Hoy por hoy, nadie le discute su originalidad a la «bóveda nervada» que remata la Catedral, símbolo universal de la ciudad siempre acompañado por la esbelta Torre del Salvador. A partir de ahí, Navarro Talegón elogió el planteamiento global del templo, «excelente, afortunado, bien resuelto», bajo la inspiración de la tradición cluniacense de la zona de la Borgoña, superando incluso algunas de las situaciones no bien resueltas por aquella escuela. Tan afortunados fue el diseño y la ejecución de la planta y los alzados que su impronta se puede hoy observar en la Catedral de Ciudad Rodrigo o San Martín (Salamanca), además de los monasterios zamoranos de San Martín de Castañeda o Santa María de Moreruela.

No hay que olvidar que a Zamora llegaron los últimos ecos del primer arte internacional europeo, el románico. Por entonces, florecía en la región de Île de France (al norte del país galo) una nueva corriente, el gótico. A muchos kilómetros de las grandes catedrales de Notre Dame de París, Chartres o Amiens, un maestro desconocido proyecta en Zamora los primeros arcos apuntados de toda la región. «Sin la Catedral de Zamora, la evolución del románico al gótico por estas latitudes es imposible de entender, incluso en lo decorativo dentro de un templo tan severo y austero», asevera Navarro Talegón.

La Catedral se erige sobre «bóvedas de crucería magistralmente trazadas que dejan espacio para calar los muros debajo e iluminar esos espacios, algo a tener en cuenta en aquellos tiempos en los que no había luz eléctrica», argumenta el historiador toresano. En efecto, las bóvedas de crucería basan su diseño sobre los emergentes arcos apuntados. Las catedrales ganan en altura y la estructura pasa de un sistema de contrapesos a otro diferente en el que las fuerzas se equilibran.

Los constructores de la Seo mejoran algunas técnicas cluniacenses. A saber, los pilares cruciformes evolucionan hacia otros nuevos de sección cuadrada que «funcionan mejor y muestran una mayor plasticidad y estética». La otra «gran solución» que se aplica en la capital son las «ventanas que invaden las bóvedas y las estabilizan con la incorporación de lunetos», explica Navarro Talegón. Y es que, hasta la fecha, muchos de los templos que se erigen en el Poitou limitan la altura de los abovedamientos bajando las estructuras, un sistema que generó un evidente problema: el interior de los edificios carecía de luz natural. Y ya como complemento, las cornisas cóncavo convexas que remiten a templos del oeste francés como Nuestra Señora de Le Puy o La Magdalena de Vezelay.

Soluciones innovadoras que trajo a estas tierras «un hombre genial que vino de Francia, de la zona del Poitou», explica Navarro Talegón. Y que no dejó ni una pista de su identidad. Constructores, escultores o canteros «no eran diplomáticos ni canónigos, solo eran artesanos», justifica el coordinador del curso, José Luis Hernando. Artesanos que hicieron de la Catedral de Zamora un modelo único que marcó época y sirvió de modelo para muchas otras edificaciones religiosas.

Las conferencias de Eduardo Carrero y José Navarro Talegón pusieron fin ayer a las sesiones teóricas del curso de la UNED. Hoy tiene lugar la primera de las tres expediciones programadas, con destino la vecina ciudad de Toro y el objetivo de descubrir la relación de las catedrales y el propio río Duero. Salamanca y Zamora serán los próximos destinos (20 y 27 de abril) que completarán la octava edición de una iniciativa en la que participa un centenar largo de alumnos.

Los ponentes que cerraron ayer las sesiones teóricas del curso de arte románico en la UNED no dudaron en intercambiar saludos y alabanzas minutos antes del inicio de las sesiones. El profesor madrileño de la Universidad Autónoma de Barcelona Eduardo Carrero (derecha) calificó el cimborrio de «obra maestra» y el toresano Navarro Talegón (izquierda) completó la tarde con «las novedades constructivas» de la Seo sin mencionar la estructura superior de la Catedral porque «ya la ha definido un experto muy bien elegido».

El cimborrio, la más importante

El profesor Eduardo Carrero definió la estructura como «una obra maestra» y un «experimento de evolución hacia el gótico». La estructura impactó de tal modo que fue copiada por Toro, Salamanca y Plasencia.

Las bóvedas góticas

Frente al arco de medio punto, el apuntado supone una revolución que marca el paso del románico al gótico. El arto es la base de la bóveda de crucería, que soporta mejor el peso del edificio y eleva su altura basando su acción en el equilibrio de fuerzas. Las bóvedas de la nave central de la Catedral «fueron magistralmente diseñadas y ejecutadas», explica José Navarro.

Ventanas que invaden las zonas abovedadas

Son orificios que permiten que entre la luz en la Catedral. Esta solución permitió evitar el problema de oscuridad que existía en muchos templos del oeste francés.

Pilares de sección cuadrada

Sustituyen a los cruciformes y aportan una mayor solidez y «una mayor plasticidad y belleza», explicó el profesor Navarro Talegón.