El fotógrafo Enrique del Rivero muestra diez fotografías y un vídeomontaje en la planta de «El tiempo y los ritos» del Museo Etnográfico. Se trata de una exposición, producida por la Fundación Silos, que permanecerá en el centro regional hasta marzo.

-¿Cómo surge la exposición de fotografías «Espíritu de invierno: Mascaradas de Mecerreyes»?

-Se trata de un proyecto con el que pretendo recoger las tradiciones y las fiestas populares tanto de Burgos como del resto de Castilla y León. Comencé a retratar las mascaradas de la localidad burgalesa de Mecerreyes porque me parecieron muy llamativas. Además estas manifestaciones se han recuperado en los años 80, gracias a la asociación cultural del pueblo, que comenzó a recoger los testimonios de personas que las habían conocido antes de su prohibición, dado que se habían perdido tras la Segunda República. Estas mascaradas se realizan con los materiales que antes se utilizaban y con un diseño que aportaba algo contemporáneo, que, desde mi punto de vista, es el contrapunto de estas manifestaciones y las diferencia de las demás de España. Son unas mascaras que salen en Carnaval, el Domingo Gordo, aunque creo que en sus orígenes salían en la Navidad.

-Las fotos están hechas en estudio. ¿Qué le impulsó a realizarlas fuera del marco en el que se desarrolla esta manifestación popular?

-En el proyecto quiero aislar las mascaradas y las tradiciones de su entorno para dar importancia al icono de la mascarada. Una vez que las pones en el estudio cambia el mensaje que aportan. Yo había realizado durante varios años fotografía en la calle, de la fiesta en sí misma y veía que hay elementos que distorsionan el mensaje de la máscara. He querido suprimir cualquier elemento que distorsione su visión.

-Las imágenes tienen un gran tamaño. ¿Por qué?

-Por darle el aspecto de imagen contemporánea. Profesionalmente para mí es un proyecto ambicioso porque intentar captar todas las fiestas y tradiciones de la región es un gran reto porque es la comunidad que más tradiciones conserva. No obstante, también apuesto por formatos más pequeños como el que se podrá ver en la exposición «Tiempo de fiesta», en Burgos, en la que recojo el rostro de los protagonistas de las fiestas. Con este proyecto trato de homenajear a las personas que de manera desinteresada hacen que las manifestaciones populares sigan vivas.

-El apostar por retratar a los personajes en estudio ha conllevado que cada uno se vista para usted.

-Efectivamente. He tenido la suerte de contar con la colaboración desinteresada de la asociación cultural que son los que protagonizan la fiesta de Mecerreyes. Se prestaron encantados y realicé las imágenes el sábado anterior al Domingo Gordo, aprovechando que preparan las mascaradas. En Mecerreyes renuevan cada año las mascaradas, ya que obliga las propias características de los personajes dado que se emplean paja, plumas o vejigas de cerdo que se hinchan o incluso musgo. En la muestra únicamente aparecen diez mascaradas porque tuve que hacer una selección y este año pienso continuar la serie y fotografiar aquellas que no pude retratar el pasado año.

-Sus instantáneas se han integrado en el área de «Los tiempos y los ritos» del Etnográfico.

-Cuando me comentaron la idea de exponerlas en el Etnográfico pensé que sería en la sala de exposiciones temporales. Le agradezco a su director, Carlos Piñel, que haya confiado en mí y que haya apostado por situarlas en la planta de «El tiempo y los ritos». Es una exposición-intervención que se complementa con un montaje fotocinético, realizado con imágenes hechas a baja velocidad de las mascaradas en su salida en Mecerreyes. Cada imagen la he convertido en un fotograma y las he montado con música.

-¿Ha seleccionado ya las mascaradas de la provincia de Zamora que incluirá en su proyecto?

-Todavía no, pero este año voy a ir en Carnaval para ver algunas mascaradas. Antes que escoger las que retrate me gusta conocerlas bien. Sé que es una provincia en la que voy a tener que trabajar mucho y también estoy sopesando añadir imágenes de Tras os Montes y de Cantabria. Mi idea es ir paulatinamente retratado las mascaradas, realizar diversas exposiciones y culminar con la publicación de un libro.

-Una serie de colectivos están trabajando para conseguir que las mascaradas de la Península sean declaradas patrimonio inmaterial de la Unesco. ¿Qué opina?

-Me parece que es una manera magnífica de dar un empujón definitivo a este tipo de manifestaciones populares y creo que tienen los elementos necesarios para conseguir este reconocimiento. También sería un acicate para que no desaparecieran.

Burgos, 1959

Heredero y quinta generación de la veterana saga de fotógrafos Idelmón, su tatarabuelo Rafael Almazán Idelmón abrió en el año 1859 y en Valladolid uno de los primeros estudios fotográficos de Castilla y León. Este hombre profesionalmente se dedica a la fotografía así como a la promoción del turismo y de la naturaleza. Escribe guías y su labor se ha convertido también en una afición. «Tengo la suerte de que mi trabajo es también mi hobby», subraya. Le gusta mucho la naturaleza, los viajes así como la lectura.