Decenas de personas acudieron en la tarde de ayer a la iglesia de Santiago Apóstol de Talavera la Reina para escuchar el discurso de Jesús Ramos, pregonero en la localidad toledana tras anunciar la Pasión en el foro de este diario el pasado año. Ramos Gallego recurrió al lado más emotivo de la Semana Santa, a sus recuerdos de niñez, a las calles y antiguos comercios por donde caminaban los desfiles de su memoria. Todo para evocar sentimientos en un auditorio formado por zamoranos de la diáspora, deseosos de vivir la Pasión, aunque sea a kilómetros.

Directivo de la Buena Muerte y miembro de otras siete hermandades, Jesús Ramos aprovechó su experiencia como actor para «estar tranquilo ante el público» y recordar a los asistentes «las calles y los rincones de Zamora en los que jugaba y por los que pasaban las procesiones». Con una dicción y entonación privilegiadas, Ramos Gallego adelantó las fechas más especiales de la ciudad a quienes llevan tiempo fuera de la capital.

Uno de los momentos clave del discurso llegó con los versos que componen «un poema increible» de Jesús Francisco Hernández Pascual dedicado al Cristo de las Injurias. Y pese a que entre el público había zamoranos emigrados de los pueblos, Ramos Gallego evitó recurrir a la Pasión de la provincia porque «esos recuerdos son de ellos, no míos». Y así cumplió este semanasantero -miembro de ocho cofradías- con el encargo de pregonar en Talavera de la Reina.