Un aumento del servicio de autobuses para mejorar la comunicación entre los barrios de la capital es la petición común que hicieron las distintas asociaciones de vecinos participantes ayer en el foro de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA sobre las carencias y logros conseguidos en las distintas zonas de la ciudad.

Se trata de un problema común que comparten los barrios de San José Obrero, San Frontis, Carrascal y Vista Alegre, presentes en la mesa redonda de ayer. Los dos últimos sufren de manera especial esta carencia. Según la presidenta de Carrascal, Luisa Argüello, el barrio «está prácticamente aislado», con solo dos autobuses al día, uno por la mañana y otro por la tarde, hacia el barrio.

Un problema al que hay que sumar las vías de acceso que existen hacia Carrascal, «dos de ellas intransitables porque son caminos, mientras que la carretera está cortada por las obras del puente nuevo», recordó Argüello.

El problema con la comunicación en el caso del barrio de Vista Alegre radica en que se trata de una zona nueva y todavía el autobús no tiene paradas dentro de sus calles. Una situación que el secretario de la asociación de vecinos, Sergio Gil, espera que esté arreglado «cuando el barrio se una, porque, ahora mismo, está separado por un descampado en el que están trabajando para asfaltar y adecentar la zona. Es algo que tenemos garantizado por el Ayuntamiento».

A este respecto, las juntas directivas de las asociaciones de vecinos participantes en este foro reconocieron que el Ayuntamiento «siempre ha tenido las puertas abiertas» a sus reivindicaciones. En el caso de San Frontis, su presidente, Antonio Caro, que dirige el colectivo desde hace solo unos meses, subrayó «la buena respuesta» que han tenido por parte de la concejalía de Barrios. «Somos conscientes de que no es el mejor momento de exigir, pero ya hemos conseguido algunas pequeñas mejoras para el barrio».

Desde San José Obrero, Ángel Calleja, quien también ostenta la presidencia desde hace poco, apuntó que el concejal del área, Ricardo Ferrero, «es una persona que al menos se involucra e intenta hacer lo que está en su mano», mientras que Argüello, de Carrascal, precisó que a pesar de la buena acogida por parte del Ayuntamiento a las asociaciones de vecinos, «el problema está en que luego no hagan caso omiso y den una solución a nuestras reivindicaciones».

Y es que ayer quedó claro que el barrio de Carrascal es uno de los que más deficiencias tiene de la capital. «Son necesidades más propias de un núcleo rural», reconoció su presidenta, que pasan de la urgencia de una nueva depuradora a el problema del vertedero municipal. «Ahora mismo estamos a la espera de la contestación del Procurador del Común para poder elaborar un informe que se enviará al Parlamento Europeo», adelantó. La carencia de contenedores para depositar pilas o aceite usado es una de las últimas peticiones de la asociación de vecinos, a la que se une la de la ausencia de Internet en la zona o la imposibilidad de encontrar prensa en el barrio.

Si algo tienen que agradecer también estas juntas directivas es el movimiento vecinal que tienen detrás. Quizá el menos activo sea el de Vista Alegre, ya que al tratarse de un barrio de nueva creación, cuesta más movilizar a la gente, «aunque lo estamos intentando con diferentes actividades para animar a los socios, que ya suman un centenar», explicó Sergio Gil.

Un movimiento que se está revitalizando en zonas como San José Obrero donde los «históricos» del barrio acuden con regularidad a las reuniones, algo que agradece sobre todo su presidente «pues se puede aprender mucho de la gente que tiene más experiencia y finalmente se involucra».

La misma satisfacción muestra Caro, de San Frontis, quien ha visto cómo las últimas iniciativas de la asociación han tenido una respuesta masiva entre los vecinos. «Ahora mismo somos ya trescientos socios, pero continúa el goteo de inscripciones», apuntó.

Por último, el movimiento vecinal también es una realidad en Carrascal, a pesar de que la media de edad de los vecinos es elevada. «Todos aportan lo que pueden, porque se trabaja para el beneficio común», sentenció su presidenta.