Con su hermana gemela Dulce todavía muy presente, a quien agradece que le animara a escribir, Inma Chacón participó ayer en el Club de Lectura del campus Viriato.

-¿Qué aporta este tipo de encuentros al escritor?

-El contacto con los lectores es fundamental. Yo siempre digo que un libro termina siempre en el lector. Es muy interesante ver esto, porque el autor tiene su propia mirada y el lector le da otra diferente. Esos contrastes enriquecen muchísimo el propio libro y también al autor.

-¿Se convierte en una especie de retroalimentación?

-Es algo fundamental, porque yo, por ejemplo, escribo para que otro lo lea. El oficio de escribir es muy solitario e inseguro y de alguna manera frustrante, que solo cobra significado cuando hay un lector que se comunica contigo. El acto de escribir es un acto de comunicación y como tal necesita dos elementos: el emisor y el receptor. Y hasta que no están juntos no se puede saber si la comunicación se ha producido.

-Periodista de formación, la literatura estuvo siempre presente en su casa. ¿Estaba usted abocada a dar este paso?

-Realmente nunca pensé meterme en este mundo pero por circunstancias de la vida estoy aquí. Es verdad que mi padre nos leía poemas de pequeños y que todos los hermanos hemos tenido el oído acostumbrado al ritmo poético, pero mi hermana era escritora de vocación y yo lo soy de rebote.

-Aun así, ¿satisfecha?

-Mucho, porque a mí la literatura me ha servido para vivir, para superar el dolor y la pérdida. La literatura, como decía mi hermana, es una forma de mirar al mundo. Y esa mirada que ella me regaló ha supuesto que yo pueda seguir viviendo pensando que la vida es bonita y sacándole mucho jugo.

-Su hermana le inspiró en su primera novela, «La princesa india», mientras que «Las filipinianas» es un homenaje a su abuela, natural de Manila. ¿Las mujeres de su familia son vitales a la hora de iniciar sus novelas?

-Absolutamente. La primera la escribí porque me lo encargó mi hermana, tenía esa idea en la cabeza y cuando supo que no podría hacerlo, me pasó el testigo y yo lo escribí como homenaje. Tras ese libro me entró el gusanillo de la escritura y creo que por eso Dulce me lo encargó, porque sabía que ese gusanillo después ya no te deja. Estoy muy agradecida a que me impulsara a entrar en este mundo mágico, porque la literatura es magia.

-¿En qué sentido?

-Es buscar razones donde la razón no llega, encontrarse a uno mismo y a los otros, construir mundos nuevos. Es apasionante.

-Las mujeres siempre son protagonistas en sus obras, ¿son su inspiración?

-Creo que el mundo es de las mujeres, o mejor dicho, está impulsado por la fuerza de la mujer.

-Sus novelas siempre están ambientadas en otras épocas, ¿le resulta más fácil que escribir una historia actual?

-No, surgieron así, pero en mayo saldrá mi nueva novela, «Nick. Una historia de redes y mentiras», que precisamente es para jóvenes y está ambientada en el mundo de las redes sociales.

-Algo totalmente diferente a lo que tiene acostumbrados a sus lectores.

-Es otro registro totalmente diferente que me ha encantado escribir. Mi idea con esta novela era conocer un poco a los adolescentes y ese mundo donde se mueven, que a veces llamamos irreal, pero que yo creo que es tan real como el físico. Ambos mundos conviven actualmente y los adolescentes se mueven en ellos diariamente de forma muy fluida.

-¿Esta nueva novela puede servir para que los jóvenes dejen ese mundo virtual y se acerquen a la lectura?

-Realmente yo la escribí para que mi hija leyera, porque perdió el gusto por la lectura en un momento determinado. Y eso es lo que les pasa a los jóvenes. La escribí para ella, así que también se puede entender como un homenaje a otro miembro femenino de mi familia.

-También se dedica a la poesía, ¿en qué faceta se siente más cómoda?

-Generalmente escribo al mismo tiempo poesía y novela. Cuando estoy escribiendo narrativa y veo que la vena poética está pujando por salir, lo que hago es escribir en paralelo una poesía y de esa manera libero un poco a la narrativa del aspecto poético. Pero mi narrativa es muy poética y, al mismo tiempo, mi poesía es muy descriptiva.