Hasta el país de los tulipanes llegaron gracias al proyecto europeo Comenius, doce alumnos del instituto La Vaguada de la capital con sus respectivos profesores. Ridderkerk, ciudad cercana a Róterdam, fue el lugar en el que los estudiantes se dejaron llevar por las tradiciones holandesas y pudieron practicar idiomas, además de conocer nuevas gentes y culturas gracias a la variedad de compañeros convocados a la cita, llegados también desde Francia y Alemania.

Muchos de los jóvenes se aventuraban por primera vez a salir fuera de España, viajar en avión y vivir en una familia que no era la suya, «a pesar de ello y de la preocupación de los padres, han sabido defenderse de forma admirable», aseguran los docentes responsables de la actividad educativa. Para los alumnos, la estancia también resultó enriquecedora como pocas, «las familias de acogida fueron muy amables y la vida en la ciudad era especialmente tranquila, todo el mundo se desplazaba en bicicleta y no se veía ni un papel por la calle», señalan los estudiantes que disfrutaron del programa.

El proyecto de expansión que el Gobierno Holandés tiene en marcha para ganar 2.000 hectáreas al mar, además de las costumbres de sus compañeros, «que son más familiares, dedican mucho tiempo al cuidado de la casa y a la alimentación», comentan los alumnos, que disfrutaron como auténticos niños jugando en la bolera, con actividades acuáticas, o con los paseos por la gran playa con la que cuenta la zona costera.

Las tradiciones zamoranas no quedaron al margen del encuentro multicultural, «en la fiesta de despedida también incluimos el folclore típico de nuestra provincia y bailamos al son del galandín, como también de La Macarena, conocida en todo el mundo y utilizamos también los trajes típicos zamoranos», relatan los alumnos, con la mente aún puesta en el viaje, del que «no les hubiera importado no volver y quedarse en Holanda una larga temporada agradeciendo a sus nuevas familias la excelente acogida», constatan los profesores que viajaron con los alumnos, que sin embargo conocían de primera mano la inquietud de los padres y madres por el pronto regreso a casa de sus vástagos.

Los monumentales puentes de la cercana Róterdam, los modernos edificios y la recepción que les realizaron en el World Trade Center de la capital, fueron las actividades que pusieron la guinda turística a una actividad que busca reforzar la dimensión europea en el campo de la educación Infantil, Primaria y Secundaria, promoviendo la movilidad y la cooperación entre centros educativos.

Con la lección de la experiencia bien aprendida y la práctica de idiomas más en forma que nunca, los estudiantes llegaron a Zamora con la convicción de que volverían a repetirlo y si es más tiempo, mejor.