«A través de mis versos pretendo que se conozca la dureza de la vida de antaño»

-¿Cómo comenzó en el mundo de la escritura?

-Desde muy pequeño escribo. Hace más de 30 años ya envíe un poemario a un concurso. Desde que estoy jubilado dispongo de más tiempo, escribo más, y creo que ya había llegado el momento de publicar. Los poemas que conservo datan de los años 70 hasta estos momentos.

-¿Sobre qué temas ha creado versos?

-Principalmente he escrito sobre aspectos de mi vida. También he analizado el pasado, el presente y, a veces, el camino del futuro. Concibo la poesía como la reflexión de la realidad que uno vive, sobre lo que uno piensa, sobre cómo se vive al alrededor de uno o bien sobre el pasado que ha vivido.

-Tras tanto años. ¿Cómo surge el publicar esta colección de poemas?

-La familia sabía que me dedicaba a escribir. Quería publicar antes de morirme, algo que en numerosas ocasiones he dicho a mi hija Raquel, para que los míos tuvieran formalmente reunidos parte de mis poemas. Mi hija y mis nietas se han encargado de pasarlos manuscritos a ordenador. Sé que para mis nietos ha sido una sorpresa ahondar en los versos que he creado. Este es el primer libro que publico, aunque cuando estuve viviendo en Ginebra en los años 1970 ya estuve en tratos con una editorial, en la que trabajaba Fernando Arrabal, con un ruso e incluso con el consulado de Venezuela para ver si me publicaban algunos poemas, aunque finalmente no lo conseguí porque no se daban las condiciones más adecuadas. Para este libro seleccioné algunos versos escritos durante los últimos diez años y otros más actuales, puesto que tengo más de 600 escritos. Finalmente he realizado el sueño de publicar mis versos y que el libro quede para mi familia.

-¿Antes de publicarlo ha dejado que alguien ajeno a su familia lo leyera?

-No, sólo lo han conocido mi hija y mis nietas que no han hecho ningún tipo de corrección. Mi deseo es que saliera tal y como yo lo había escrito. En la portada aparece una fotografía, tomada por una de mis nietas, de la casa donde nací de ahí que el título sea «Esto es mi tierra». Como los niños de mi época, ayudé desde muy temprano en casa con el ganado y la escuela estaba a cinco kilómetros, por lo que fui poco. No obstante siempre me gustó la lectura y toda mi vida he leído mucho.

-¿Qué pretende con esta publicación?

-Que la gente conozca la dureza de la vida de otros tiempos donde los niños tenían que trabajar desde que tenían uso de razón. La primera vez que fui a la escuela tenía cinco años y contaba con la fuerza suficiente para recorrer a pie la distancia de once kilómetros, entre ida y vuelta a La Tuda, donde se encontraba la escuela. Era otra concepción de la vida.

-¿Y habrá un segundo volumen?

-Sí, ya estoy trabajando en ello. Espero que un nuevo libro llegue en primavera, durante el mes de mayo. Aunque quedan muchas cosas por concretar formarán parte de él poemas más sentimentales y creo que tendrá un mayor valor literario. Personalmente tengo más interés en llevar a término este segundo poemario.

Dehesa de Amor. La Tuda. 1933

José Manuel García Bartolomé asistió únicamente unos meses a la escuela mixta de La Tuda durante cuatro primaveras. Siendo niño ya comenzó a trabajar ayudando con el ganado en la dehesa. Más tarde trabaja en la construcción. Tras el servicio militar ingresa en las fuerzas del orden público. Posteriormente emigra a Suiza y cuando retorna a la ciudad de Zamora se establece como autónomo. Primeramente puso en marcha un bar para luego ser taxista, ocupación en la que trabajó durante más de 20 años y en la que se jubiló. Poeta autodidacta. Lee mucho. «Desde los escritores clásicos a autores más modernos porque mi creación poética es muy variada». «Me gusta leer tanto a Lope de Vega como a Juan Ramón Jiménez hasta al zamorano Claudio Rodríguez o a bien a León Felipe», señala.