Un ajuste de cuentas podría estar detrás del asesinato del joven rumano, con antecedentes penales, cuyo cuerpo sin vida apareció el domingo hacia las nueve de la mañana, horas después de cometido el crimen, a la entrada del monte «Los Campos», situado a cuatro kilómetros de Villalpando, junto a la autovía Madrid-La Coruña y a 400 metros del camino que penetra en el citado paraje.

Lo más probable es que la muerte le sobreviniera por al menos un disparo de arma de fuego, aunque también se ha hablado de un apuñalamiento e incluso de que el cadáver tiene las orejas cortadas. A expensas de que se levante el secreto de sumario que pesa sobre las actuaciones policiales, lo cierto es que el joven cazador -cuya perra localizó el cuerpo sin vida del rumano en un primer momento-, antes de llegar a la altura del finado, creyó que se trataba de alguien que se había desmayado o tenido un accidente en el monte, por lo que le preguntó si le ocurría algo. Al comprobar que no contestaba, ni se movía, decidió llamar a la Guardia Civil, indicaron fuentes próximas al caso.

El joven fallecido no tenía ninguna relación con Villalpando, «nunca se le vio antes por el pueblo», indican vecinos del municipio. De hecho, se le vincula con la localidad de Benavente, por lo que cobra fuerza la hipótesis de que le habrían dado muerte, posiblemente la noche o madrugada anterior, en otra localidad y, para no levantar sospechas, lo habrían abandonado en «Los Campos». El cadáver fue localizado por el joven cazador aproximadamente a 400 metros del camino que penetra en ese monte, a la izquierda de la autovía A-6 si se circula en dirección a Madrid.

Es posible que quien o quienes cometieron el crimen llegaran desde Benavente, dejaran al muerto y regresaran a la comarca benaventana o que huyeran hacia Madrid. Otra de las hipótesis podría encajar con que los asesinos buscaran un paraje alejado de su lugar habitual de residencia para cometer el asesinato y decidieran dejar el cadáver sin correr el riesgo de ser descubiertos, ya que la zona se encuentra a unos cuatro kilómetros del pueblo y se trata de un monte al que suelen acudir los villalpandinos para cazar o pasear.

La incógnita sobre las circunstancias que rodearon el luctuoso final del joven rumano se mantiene sin respuesta, a la espera de que la policía judicial de la Guardia Civil, que investiga el caso, pueda recabar más datos sobre la actividad del finado en los días y horas previas a su muerte a fin de acotar en la medida de lo posible las causas del crimen.

El Juzgado de Villalpando mantiene el secreto del sumario para evitar interferencias en las actuaciones policiales, de modo que los detalles sobre cómo apareció el cadáver y qué signos de violencia presenta únicamente los conocen los guardias civiles de la policía judicial que participan en las pesquisas, el forense que practicó la autopsia y el propio juez.

El suceso no ha alterado la vida cotidiana de los habitantes del municipio, «cuando se supo que el muerto era extranjero y no del pueblo, hubo tranquilidad», indica un vecino. Además, «como no vive aquí y no ha ocurrido en el pueblo, pues el suceso se ha comentado poco, la verdad. No ha habido mucha expectación», añadía otro lugareño. De modo que, «ha trascendido lo mismo que si hubiera tenido lugar a 50 kilómetros, no sabemos nada de nada». Sobre en qué estado apareció el finado, «unos comentan que con un tiro y otros que apuñalado, pero la Guardia Civil no dice nada. Te remiten a Zamora». Y la Subdelegación del Gobierno tampoco facilita información hasta tener más avanzadas las pesquisas.