El Día de la Bici volvió a ser un éxito. Así ha sido durante las tres décadas en las que se lleva celebrando esta manifestación deportiva, según los organizadores de la marcha. Más de 3.000 personas se sumaron ayer a la carrera que recorrió las calles de la capital zamorana.

La salida se produjo a las diez de la mañana desde la Plaza Mayor, una vez que la concejala de deportes, Elvira Fernández y el presidente de la asociación Amigos de la Bici, Fernando Mesonero marcaron el inicio.

Los participantes consumieron un total de 20 kilómetros, recorriendo las principales calles de la ciudad como la Plaza Mayor, el casco antiguo o la avenida Cardenal Cisneros. Desde la organización están estudiando eliminar del recorrido en la zona antigua de la ciudad, para futuras ediciones, con el fin de evitar que se produzcan embotellamiento.

Durante las dos horas y media que duró la marcha ciclista no se produjo ningún accidente, a parte de algunas caídas, sin importancia de algunos de los participantes.

«La jornada debe servir a parte de un acto festivo, para que los ciudadanos tomen conciencia de que hay otras maneras de transporte alternativa a los coches», apuntó la alcaldesa de Zamora, Rosa Valdeón que estuvo en la entrega de los premios, del concurso de dibujo infantil y en el sorteo de las bicicletas entre los asistentes de la vuelta.

Los participantes del Día de la Bici eran de todas las edades, padres y abuelos con sus hijos y nietos. «Es un paseo agradable, y una buena iniciativa, que debería realizarse más días a lo largo del año y no sólo una vez», comenta el joven Juan Manuel Lorenzo, de 15 años y que aguantó todo el recorrido.

Algunos de los participantes se quejaban de que en varios tramos del recorrido, «sí ha habido algunos peligros, sobre todo para los más pequeños, puesto que muchos vehículos iban a una velocidad inadecuada» comenta el asistente David González, que a pesar de estos inconvenientes piensa repetir en futuras ediciones.

También otro de los problemas que vieron en el recorrido de este año fue el tramo que transcurrió por el casco antiguo, que produjo que la carrera se «abriera».

Una de las anécdotas que se produjo durante la mañana fue que durante el recorrido, los miembros de Protección Civil se encontraron con un cachorro de perro abandonado, y en cuestión de pocos minutos, el animal encontró una nueva familia que lo adoptó.

Con este acto se pretende concienciar a los ciudadanos de la importancia del transporte alternativo, de los beneficios que aporta para la salud y para el medio ambiente. También se busca la convivencia entre los ciclistas, los conductores de coches y los peatones que pasean por la ciudad.