La oposición a la reforma laboral aprobada por el Gobierno deja puntos de encuentro entre los representantes sindicales de la provincia y los responsables del PP de Zamora. Ambos coinciden en considerar que las medidas previstas no contribuirán a generar empleos sino a una destrucción de los mismos mediante el abaratamiento de los despidos. «Lo que más nos preocupa es que la reforma laboral no va a servir para aliviar el drama de los cuatro millones de parados en España y de casi 15.000 en la provincia, sino que va a expulsar a más gente del mercado laboral», según asegura el presidente del PP de Zamora, Fernando Martínez Maíllo.

Además, las propuestas del Ejecutivo «no transmiten a las personas que se encuentran en la situación dramática de haber perdido su puesto de trabajo la esperanza de encontrar empleo», según remarca Maíllo. El secretario provincial de CC OO, Eugenio González, también coincide en apuntar que «la reforma laboral aprobada por el Gobierno castiga a los trabajadores inactivos, a los que que no están en el paro por voluntad propia sino porque no encuentran trabajo». Tampoco considera que el abaratamiento de los despidos sea una medida adecuada para generar empleo y advierte sobre las consecuencias de estas medidas sobre el mercado laboral.

Los representantes del PP y de los sindicatos mayoritarios de la provincia tuvieron la oportunidad de intercambiar impresiones en una reunión que mantuvieron ayer dentro de la ronda de contactos iniciada por UGT y CC OO ante la próxima convocatoria de la huelga general del próximo 29 de septiembre. Una movilización hacia la que el PP provincial muestra su «comprensión y solidaridad», según resalta Maíllo. Aún así matiza que «aunque siempre nos hemos posicionado en contra de la reforma y consideramos que hay motivos suficientes para que se convoque la huelga, como partido nunca hemos participado en una movilización de este tipo desde el punto de vista activo».

En todo caso, el responsable del PP zamorano espera que la huelga haga rectificar al PSOE. «Esperamos que después de la huelga el Gobierno dé marcha atrás y rectifique hacia una reforma para crear empleo y no para destruirlo», destaca Maíllo. Cree que el rechazo a la reforma también pone de manifiesto una ruptura del diálogo social «porque una reforma de este calado tiene que hacerse en un marco de diálogo y de entendimiento que no se ha logrado».