Jesús Poveda, psiquiatra y presidente de la asociación Pro Vida Madrid, se apoya en sus conocimientos profesionales para ofrecer una visión serena sobre cómo afrontar muerte en su último libro y muestra su satisfacción por la gran respuesta social de la última concentración promovida por Pro Vida contra la ley del aborto.

- «El buen adiós» trata de desdramatizar la muerte, ¿cómo se consigue eso?

-La idea que persigue el libro es que las personas, después de leerlo, tengan a la muerte como compañera de viaje, como algo natural, porque la única estadística que se cumple al cien por cien es que todos vamos a morir.

-¿Y cómo surge hacer un libro con este tema tan delicado?

-Mi tesis doctoral fue sobre la información a los pacientes oncológicos y para sacarle más rendimiento, porque era una tesis muy consultada, desde la Universidad en que editara algo de divulgación general. Se conjugó un tema que preocupa con una persona que sabe escribir muy bien, como es Silvia Laforet.

-¿Cuál es entonces la mejor forma de enfrentarse a algo que, tarde o temprano, nos llega a todos?

-En el libro se dice que «la vida no puede ser más larga, pero sí más ancha». Tenemos que vivir siempre una vida con plenitud y con sentido de lo que estamos haciendo. Hay otra frase famosa de Steve Jobs, presidente de la empresa Apple, que dice que «si llevas varios días viviendo sin darte cuenta de que ese día puede ser el último, estás perdiendo el tiempo», así que hay que tener esa especie de conciencia de finitud, pero no dramática ni griega. Por eso, la idea principal del libro es cómo mirar serenamente al final de la vida. También hay que aprovechar los momentos, pero no con la estupidez de lo inmediato sino con la plenitud del momento. Una de las frases del libro con más fuerza la escribió Silvia Laforet: ante el amor, la muerte se retira vencida por lo eterno. Y ese es uno de los hilos del libro.

-Su formación y experiencia en cuidados paliativos ayuda a saber expresar cómo enfrentarse a esas situaciones.

-En este libro hablamos mucho de la familia, porque es una parte importante del entorno. Por eso abogamos por incluirla también en el proceso terapéutico y por los cuidados paliativos a domicilio, porque, aunque suene a tópico, como en casa, en ninguna parte. De esa manera, se puede dar más vida al final de la vida.

-¿Esa misma formación médica es también la base de sus convicciones sobre el aborto?

-La idea principal es que la vida es un don que tenemos que respetar e, igual que nos viene dado, porque yo no firmé ningún contrato para nacer, no puedo rescindirlo, porque no he firmado nada. Y nosotros abogamos también por que ese final de la vida sea con la mayor plenitud posible. En un entorno de naturalidad la muerte es mucho mejor aceptada.

-¿Cómo valora la respuesta dada por la sociedad en las cerca de setenta localidades españolas en las que hubo manifestaciones en contra de la ley del aborto el pasado fin de semana?

-Me alegra mucho ver que España está vertebrada y hay muchas asociaciones, instituciones médicas y judiciales o fundaciones que rechazan frontalmente esta ley. En esta manifestación sólo se pedía una cosa: abolir la ley. En ese aspecto, yo soy abolicionista, como lo hubiera sido en la etapa de la esclavitud o el racismo. Es una ley injusta que hay que abolir.

-¿Ha tenido repercusión suficiente?

-El impacto ha sido muy bueno, tanto en prensa nacional como internacional, al coincidir con la presidencia española en la Unión Europea. Pensamos que es una ley que nace tocada desde antes de haberse impreso en el BOE y que, por lo tanto, habrá que perseguir su abolición. No ha habido ninguna ley en España que haya tenido tanto rechazo social como esta en la etapa de la democracia.

-¿Puede este rechazo hacer cambiar al Gobierno?

-Los gobiernos no son eternos y siempre la sociedad ha ido un poco por delante de las leyes. Ahora la sociedad española respeta mucho la vida, basta ver los cuidados que se tienen con los recién nacidos y las mujeres embarazadas. Otra cosa es que la clase política, por una serie de razones, había que sacar adelante esta ley. Lo que se pensaba que era una cortina de humo, al final comprobamos, con sufrimiento, que era una cortina de sangre. Pero intentaremos, a través de todas las redes asistenciales y las asociaciones, ayudar al mayor número de mujeres.

-Pero el Gobierno también dice que con esta ley se ayuda a la mujer.

-Esa afirmación es falsa, porque la mitad de los abortos son mujeres, así que se acaba con la vida de miles de ellas y porque el aborto no soluciona ningún problema a la mujer, sino que le provoca más.

-¿Qué mensaje le daría a todos aquellos que afirman que la actitud de asociaciones como Pro Vida está desfasada y no ayuda a avanzar?

-El mensaje es que tenemos más cosas en común que las que nos separan. Los dos pensamos que hay que ayudar a la mujer y respetar la vida. Lo único que al final nos separa realmente es que ellos piensan que el justifica los medios y que para ayudar a una mujer hay que acabar con una vida. Pero nosotros pensamos que la vida humana tiene que ser respetada en sí misma, a pesar de las dificultades, que no las negamos.

Madrid, 1957

Psiquiatra y profesor de Psicología Médica en la facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, donde estudió la carrera. Además, imparte clases en varios máster de España y países como Argentina, Venezuela y Méjico. Es fundador de Jóvenes Pro Vida y presidente de la plataforma Pro Vida Madrid, además de socio fundador del Centro de Acogida «Entrevías», miembro de la Asociación de Psicooncología de la Comunidad de Madrid y de la Asociación Española de Bioética